Cuando alguien, en la situación de Jose Manuel Alfaro, diputado de la Presidencia en la Diputación de Huelva, mano derecha de la presidenta de la Diputación, Maria Eugenia Limón, actúa de esta manera, con total impunidad a sabiendas de que iba a estar observado bajo la lupa de la oposición, se salta a la torera algo tan básico como una bolsa de trabajo, que a buen seguro iba a ser revisada por los funcionarios, por la oposición y hasta por el resto de opositores, es que están más que acostumbrados a llevar a cabo cacicadas de forma constante y ya ni reparan en las posibles consecuencias que pueden acarrear.
No es la mejor semana para la «sanchista» Maria Eugenia Limón, que se ha visto en la obligación de cesar a su mano derecha de forma fulminante por caciquismo y que ha querido dulcificar señalando que lo ha hecho por «deficiencias administrativas en un procedimiento de gestión de recursos humanos» que traducido del «politiqués» significa que «te han pillado saltándote a la torera la bolsa de trabajo, perjudicando a terceras personas y haciendo funcionaria por la puerta de atrás a tu mujer».
La situación del PSOE en Huelva es poco menos que guerracivilista desde que Caraballo, el que se compró el Tesla de 100.000 euros, tuvo que dimitir por una serie de escándalos judiciales y que se tradujo en una confrontación total entre los sanchistas y los susanistas andaluces, guerra que va ganando de calle por ahora el sanchismo que conformó una gestora presidida María Luisa Faneca, una veterana política onubense que desde los tiempos de la defenestración de Sánchez en el PSOE, siempre estuvo a su lado y dirige con mano férrea la formación hasta que se celebre un congreso para el que, de momento no hay fecha, pero que puede que este cese, sea el detonante para su celebración.
