A los guardias civiles democráticos los derrotaron pero nunca se rindieron

Pasará la pelota, pero no los jugadores.

Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Hoy es el día correcto para amar, creer, y principalmente vivir, y sobre todo para hacer, los UMDVERDE de la Guardia Civil no se rinden

Pasará la pelota, pero no los jugadores.
Los derechos humanos no se mendigan se exigen.

Años noventa, Guardias Civiles hartos de ver cómo la democracia estaba secuestrada y la corrupción era premiada, decidieron cumplir con sus misiones profesionales, que sin duda era garantizar los derechos constitucionales y que la ley se cumpliera y se cumpliera en términos de igualdad. Era un riesgo y muy elevado, debido a que todos los estamentos se hallaban contaminados, todos los poderes del estado putrefactos y controlados por los que se adueñaron de España como si fuera su feudo particular. La corrupción galopaba a sus anchas sin que nadie  hiciera algo para parar evitar el derribo del estado Español y de sus ciudadanos, cuya previsión era el caos, la crisis general y la inseguridad general que amenazaba el presente y el futuro de nuestras futuras generaciones. Un poco de historia Vídeo historia

Los Guardias Civiles decidieron ejercer sus derechos, sus derechos constitucionales que estaban indebidamente eliminados, decidieron usar su derecho a asociarse y a poder hablar y que nadie tuviera patente de corso, que todos aquellos que tenían responsabilidades políticas fueran debidamente controlados, decidieron tener los mismos derechos que tienen y tenían toda la población y exigir responsabilidades. Así nació el movimiento democrático de los Guardias Civiles, con la conciencia clara de que los derechos humanos no se mendigan, se exigen.

Años noventa, desde el poder se ven amenazados; los guardias civiles se organizan exigiendo un derecho fundamental: “El derecho de asociación”, para ello los poderes del estado organizan una ilegal y grave operación conocida, por columna, cúmulo de actos de tal calibre que no son permitidos ni imaginados que sucedan en un supuesto estado democrático, social y de derecho. Los Guardias Civiles se ven acusados y encarcelados por sedición militar, el calvario ilegal y permitido por los poderes del estado demostró, que la democracia, el derecho y la justicia eran pura retórica y política de imagen. Cientos de guardias civiles fueron detenidos, sin garantías legales algunas, domicilios violados sin control judicial, sentencias inejecutadas de los altos tribunales europeos y nacionales sin que pasara nada, resoluciones parlamentarias pisoteadas sin que dichas aprobaciones modificaran hechos graves y antidemocráticos aprobados por el cuerpo de la soberanía nacional.

Han pasado casi treinta años, se han dado pasos pero los guardias civiles democráticos siguen igual, ni las sentencias, ni las resoluciones parlamentarias, ni los reconocimientos públicos, ni el último reconocimiento aprobado por el consejo de la guardia civil que se espera su publicación aprobada por el ministro Marlaska, han servido para le reparación integral y total de los derechos de los guardias civiles democráticos.

Para finalizar, seguimos igual, nuestro país y nuestra querida benemérita no avanza, la seguridad pública tampoco y la restitución de los derechos constitucionales y profesionales de los guardias civiles democráticos que se repara en medio folio siguen sin materializarse, lo grave es que vemos cómo las reparaciones y los derechos de otros y de otras, que actuaron contra los derechos constitucionales, contra los derechos humanos son reparados inmediatamente, mientras los guardias civiles que ejercieron sus derechos constitucionales siguen después de casi treinta años esperando.

Para terminar Ya, su lema “Tenemos la fuerza de la razón y no la razón de la fuerza”, el estado de deshecho con su poder ilegal y bajo la desviación de poder derrotó a los demócratas guardias civiles y a la democracia real, pero nunca fueron capaces de que se “rindieran”, después de tantos años, siguen en pie, y estamos seguros de que no pararán hasta conseguir justicia y reparaciones de todos sus derechos profesionales. Han sembrado vientos y recogerán tempestades.

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