Si por Pedro Sánchez fuera, no volvía a hacer acto de presencia en Castilla y León en lo que resta de campaña electoral. Tiene comprometidas un par de fechas para hacer campaña en estas tierras, concretamente en Zamora, Soria y Valladolid, pero que a buen seguro, si encuentra alguna excusa creíble que le permita continuar agazapado, escondido y ajeno a la campaña, estará encantado de no venir.
Desde el PSOE nos cuentan a Periodista Digital que esperan una «movilización espectacular» en la campaña, pero por lo visto hasta ahora en los diferentes actos llevados a cabo por la formación, y en ellos han aparecido ministros y altos cargos del Gobierno, más que actos electorales, parecían «funerales de tercera».
Un aspecto penoso y desangelado, con un ramillete de simpatizantes y afiliados, siempre con más chóferes, guardaespaldas y altos cargos «haciendo bulto» que asistentes, es lo que hemos podido ver hasta ahora en los actos programados por el PSOE.
Pese a la falta de movilización, según nos cuentan fuentes socialistas, los traking internos que manejan, mantienen al PSOE con garantías de mantener un mínimo de 28 procuradores, retrocediendo tan solo 7 con respecto a la representación que tienen en estos momentos en el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León, lo que, para el desastre de gestión que desde la Moncloa están protagonizando, «se dan con un canto en los dientes» con mantener.
Sánchez no quiere por nada del mundo ser el protagonista del desastre electoral que le espera a la izquierda en Castilla y León, por lo que ha reducido a la mínima representación la presencia de «su persona» en tierras castellanas, no vaya a ser que después tenga que dar explicaciones en lugar de exigirlas.