Medio en serio, medio en broma.
Alberto Núñez Feijóo, flamante nuevo presidente del Partido Popular, reclamó 100 días de gracia a los medios de comunicación desplazados hasta Sevilla.
El saliente jefe del Ejecutivo gallego sabe, no obstante, que ni la formación, ni mucho menos España, están en situación de permitirse tamaño lujo.
Como él mismo dijo desde la tribuna de oradores, ahora toca ponerse manos a la faena y trabajar a fondo.
Tanto es así que el líder del PP sabe que el tiempo es ahora mismo oro y que en cuestión de poco más de un año toca afrontar una triple cita electoral previa a los comicios generales.
De hecho, la primera convocatoria está a un paso de hacerse realidad.
Andalucía es la primera parada del nuevo PP de Feijóo y además esta puede venir antes de lo previsto.
Lejos de intervenir en los tiempos marcados por Juanma Moreno, el actual presidente de la Junta andaluza, Feijóo quiere dar libertad a uno de sus principales emblemas en la organización.
Es más, con las encuestas en la mano, también se esperaba un triunfo sin discusión de los populares en Andalucía.
Es más, estaba todo preparado para que en abril o mayo de 2022 se anticipase la cita con las urnas en el territorio andaluz.
Ahora, después de que Feijóo ya ejerza plenamente como líder supremo del partido de Génova 13 y que Juanma Moreno sea uno de sus barones principales, no se descarta que antes del verano pudiera tener lugar el llamamiento a los andaluces para ir a votar antes de que den comienzo las vacaciones.
De no celebrarse ahí, la otra fecha que se maneja sería entre finales de septiembre y principios de octubre.
SIN SOLUCIÓN DE CONTINUIDAD
Pero no solo las andaluzas ocuparán el pensamiento y la estrategia a seguir por Alberto Núñez Feijóo.
2023 viene, de momento, con comicios autonómicos en 12 comunidades y elecciones municipales en toda España.
El PP aspira no solo a repetir triunfo en Madrid y Murcia, sino recuperar otros feudos que tradicionalmente han sido proclives a los conservadores como La Rioja y Cantabria, así como volver al poder en otras demarcaciones como la Comunidad Valenciana y Baleares.
Y aunque se es consciente de que Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha son feudos con tres barones socialistas con mucho tirón como Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara y Emiliano García Page, el objetivo del PP es, al menos, poner en cuestión sus amplias mayorías absolutas y tener la oportunidad de arrebatarle alguno de esos tres gobiernos regionales que el PSOE da por ganados.
