El todavía alcalde de Valladolid, Óscar Puente, se ha empecinado en no hacer viable el proyecto del soterramiento del ferrocarril, que supondría no pocos beneficios para la ciudad en general y para varios barrios vallisoletanos, en particular.
Hoy se celebra un nuevo pleno monográfico sobre el tema, y desgraciadamente, el PSOE continuará sin apostar por la inversión, mientras se pulirá cientos de millones de los fondos europeos en digitalizar no sé que cosas.
En más de 20 ciudades importantes españolas se ha soterrado o están en proceso de ello las diferentes lineas ferroviarias, que se convierten en una de las grandes barreras arquitectónicas, asfixian a los barrios que se ven aislados por la infraestructura ferroviaria, que limita la posible recuperación de cientos de miles de metros cuadrados en espacios públicos, aparcamientos, bulevares etc, pero el alcalde de Valladolid y sus «agradaores» se han posicionado en contra del proyecto y condenarán a todos los vallisoletanos a sufrir el ferrocarril en superficie por décadas.
Este era el momento clave para relanzar el proyecto, puesto que el dinero que se ha puesto encima de la mesa por la Unión Europea, con el objetivo de paliar los efectos de la crisis del COVID19, los llamados fondos Next Genaration, podría servir para hacer realidad el proyecto de forma inmediata y en tiempo record, llevar a cabo la inversión necesaria y disfrutar de los nuevos espacios propuestos, pero es lo que tiene mantener un Gobierno cegado por la incapacidad y la envidia, que solo por no apostar por un proyecto generado por el anterior Grupo de Gobierno, es capaz de despilfarrar sin conocimiento el dinero que se ponga encima de la mesa en proyectos que no aportaran nada o casi nada al futuro de la ciudad del Pisuerga. Eso sí, dentro de un año este asunto se convertirá en protagonista en la campaña electoral que, a buen seguro, enviará al PSOE a la bancada de la oposición, aunque el daño ya estará hecho y Puente habrá condenado a Valladolid a ser la única ciudad importante de España con cientos de hectáreas de ferrocarril dando por saco a sus habitantes.