Es una voz más que autorizada.
Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid (1983-1995) y uno de los históricos del PSOE, se muestra claramente en contra de la nueva intromisión del Gobierno socialcomunista.
En esta ocasión, la cantinela que esgrimen Pedro Sánchez y sus mariachis es que los análisis y estudios del Instituto Nacional de Estadística no se amoldan a su discurso.
Tanto han sido las críticas y las acusaciones veladas a los últimos datos publicados sobre el Índice de Precios al Consumo o el Producto Interior Bruto, que al final el que hasta ahora había sido su presidente, Juan Rodríguez Poo, ha optado por presentar su dimisión ante esas críticas desde el propio Ejecutivo.
Leguina, en ‘El Cascabel’ (13TV), salió en defensa de este organismo y de la independencia del mismo.
De hecho, el socialista formó parte de la Asociación de Estadísticos Superiores del Estado y, por tanto, es una de las fuentes más acreditadas para hablar sobre si las críticas gubernamentales a los cálculos del INE tienen o no justificación:
España sigue las normas que nos marca EUROSTAT. Si se pretenden manipular los datos coyunturales, lo tienen bastante mal. A la persona que designen para presidir el INE tiene que andar con mucho cuidado porque detrás hay unos funcionarios de alto nivel y los encuestadores. Es muy complicado lo que pretenden si es eso lo que pretenden.
El exmandatario de la Puerta del Sol explicó con detalle cómo se obtienen por parte del INE los datos que ha puesto en tela de juicio Moncloa y que han derivado en que su máximo responsable haya optado por dar un portazo al verse señalado por el sanchismo:
El IPC sale directamente de una encuesta y no hay forma de tocarlo. El PIB es más complicado porque no es directamente de una encuesta, es de estimaciones. El primero va a ser un escándalo si lo tocan… en cuanto al segundo, se podría discutir.
Leguina tiene claro que al inquilino del palacio presidencial le gustaría que los datos del INE fuesen otros, pero obviamente eso es imposible porque, argumenta, la realidad no se puede torcer a gusto de consumidos o, como en este caso, a capricho del presidente del Gobierno:
¿Qué no le salen las cuentas como le gustaría? Qué le vamos a hacer… pero son muy reales.