No hay día sin su afán y sin que Unidas Podemos no sea noticia por alguna polémica.
La última es el fichaje de Lilith Verstrynge como nueva secretaria de Estado para la Agenda 2030.
Porque Enrique Santiago era uno de los fieles escuderos de la líder de Sumar y se ha aprovechado justamente que la vicepresidenta segunda del Gobierno socialcomunista estaba de viaje en los Estados Unidos para erradicar a ese secretario de Estado y colocar a una miembro de la ‘cuchipandi’ podemita.
La cuestión de fondo es que, una vez más, en el partido fundado por Pablo Iglesias se aplica a la perfección el doble rasero.
Los morados siempre se han mostrado muy combativos a la hora de criticar las colocaciones habidas en otras formaciones políticas.
Sin embargo, cuando se trata de las decisiones que adoptan al tratar de mejorar la vida de los suyos, toca ahuecar el ala y olvidarse de los discursos moralistas y moralizantes.
Les hemos dicho una cosa muy sencilla. Colocar a los amigos en puestos de responsabilidad simplemente por eso, por ser amigos, puede ser algo legal, pero no deja de ser corrupción.
El problema es que las palabras de Montero se contradicen abiertamente con lo que luego sucede dentro del partido y en los ministerios que gestiona la formación comunista.
De hecho, la propia Irene Montero ya recibió de su propia medicina cuando estalló el ‘caso niñera’ y esas mismas declaraciones se viralizaron a la velocidad a la que corre la pólvora.
Y es que la responsable de Igualdad no tuvo mejor ocurrencia que, a pesar de su catecismo ideológico que prohibía enchufar a los amiguetes, darle un puesto de responsabilidad a su niñera.
María Teresa Arévalo, la niñera de Irene Montero, forma parte del Consejo Estatal de Podemos.
Formación: bachillerato.
Profesión: activista.
Experiencia laboral: ninguna.
Jefa gabinete de Irene Montero.
Sueldo: 52.000 euros anuales.Cuida niños. La pagas tú. pic.twitter.com/JAfSeVuXkf
— Toni Cantó (@Tonicanto1) February 4, 2021