Borja Puig de la Bellacasa, beneficiado por una letrada pagada con el dinero de todos los españoles

Sánchez oculta que su fotógrafo personal, denunciado por una agresión, fue defendido por una Abogada del Estado

El Ejecutivo se parapeta en los mismos argumentos que cuando se le pregunta por el uso particular del Falcon para acudir a actos del PSOE

Rosa María Seoane y Pedro Sánchez.
Rosa María Seoane y Pedro Sánchez.

Es de traca.

Aunque conociendo cómo se mueve Pedro Sánchez por esos terrenos, tampoco produce ya mayor capacidad de sorpresa.

Quien oculta, a pesar de que es palpable desde todos los ángulos, el uso y abuso que hace del Falcon, no tiene tampoco remordimientos de conciencia por recurrir a todo lo que proporciona ‘papá Estado‘ para causas que nada tienen que ver con la propia acción gubernamental.

Sin ir más lejos lo que cuenta este 15 de agosto de 2022 en exclusiva el digital El Debate, información firmada por el insigne Antonio Naranjo, es de auténtica traca.

El jefe del Ejecutivo socialcomunista vuelva a ciscarse literalmente en la transparencia de la que debiera de hacer gala y oculta que recurrió a los servicios de una Abogada del Estado para defender a uno de sus fotógrafos personales, denunciado por una supuesta agresión al periodista Javier Negre durante un acto celebrado en el Senado días antes de las Navidades de 2021.

El gráfico Borja Puig de la Bellacasa, acusado de tener la mano demasiado larga, contó nada más y nada menos que con el respaldo jurídico de la jefa de la Abogacía del Estado, Rosa María Seoane.

Y pese a los intentos de Sánchez por tapar los hechos, lo cierto es que el medio en el que Naranjo firma su exclusiva tiene contrastado que la máxima responsable de la Abogacía del Estado se presentó ante la titular del Juzgado de Instrucción número 39 de Madrid, María Belén Sánchez, el 14 de julio de 2022, a las 14:30 horas, justo la fecha y hora en la que el investigado había sido citado para tomarle declaración.

Aun así, desde Presidencia, con Félix Bolaños a la cabeza, se niega en todo momento la mayor y se asegura que ese hecho, el de recurrir a la máxima responsable de la Abogacía del Estado, es algo que jamás ha sucedido.

Por supuesto, el gabinete sanchista siempre tiene una excusa tras la que escudarse para rechazar arrojar luz y taquígrafos sobre unos hechos tan graves como el de recurrir a lo público para una cuestión que no deja de ser privada.

Según Moncloa, la Ley no ampara solicitudes de información que persiguen otros intereses, de carácter privado, que no encajan en la finalidad de la norma.

Curiosamente, es la misma respuesta que el Gobierno de Pedro Sánchez utiliza, cual comodín del público, para eludir, por ejemplo, dar explicaciones sobre el uso que se hace del Falcon o del Súper Puma por parte del presidente cuando ha ido única y exclusivamente a un acto del PSOE.

ASÍ FUE EL RIFIRRAFE

El episodio dantesco tuvo lugar al final de conferencia ante los medios de Sánchez tras la reunión de presidentes, aunque se había venido gestando desde mucho antes, concretamente con aquella célebre censura vergonzante que algunos políticos pretenden imponerle a según qué medios. 

Los ánimos por tanto ya venían de lo más calientes y en esta ocasión terminaron de explotar. A Negre, estando acreditado como periodista en la Cámara Alta con el distintivo pertinente, la Secretaría de Estado de Comunicación no le permitió entrar en la sala de los Pasos Perdidos del Senado.

Los responsables de comunicación se escudaron en que Moncloa exigía una «segunda acreditación» por exceso de aforo. 

El mamoneo parece más que evidente, así que el reportero vetado optó por esperar al término de la rueda de prensa de Sánchez para, tal y como hacen habitualmente los periodistas en el Senado, acercarse al protagonista y en su particular caso, cuestionarle por qué fue vetado de la rueda de prensa en ciernes.

Fue en ese momento cuando se produjo el episodio violento. El plumilla intentó acercarse a Sánchez y entonces fue bloqueado y golpeado por el fotógrafo Borja Puig de la Bellacasa. Empujones, golpes, móviles por el suelo y una amenaza clara: «¡Que sea la última vez que me grabas!»

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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