La catástrofe fue bendecida por los servicios municipales,

La voladura de la gran vía de Vigo.

Los vigueses asistimos atónitos y adormecidos, al ataque que las brigadas municipales efectúan sobre el recinto patrimonial que constituye, o mejor constituía, el paseo “a la parisina” de la Gran Vía viguesa.

La voladura de la gran vía de Vigo.
No hay puntada sin hilo. El sector profesional de la arquitectura protesta por el desastre de la clase política populista.

La mayoría de las personas mueren a los veinte años pero entierran su cuerpo a los ochenta. Una comparación con el urbanismo de Vigo.

Hace ya tiempo que los vigueses asistimos, unos atónitos y otros adormecidos, al ataque que las brigadas municipales efectúan sobre el recinto patrimonial que constituye, o mejor constituía, el paseo “a la parisina” de la Gran Vía viguesa desde su entronque con la calle Urzáiz. Pero vayamos hacia atrás en el tiempo, que la cosa tiene su historia…

Justo en el año final de la Guerra Civil arrancaron las obras del nuevo vial, destinado a unir la estación de ferrocarril con la Plaza de España atravesando el Barrio de Casablanca de reciente construcción. El ingeniero de Caminos Ramiro Pascual Lorenzo fue el autor del proyecto, desarrollando el mayor “boulevard” de Galicia: el paseo central con abundante arbolado, parterres y bancos de piedra para descanso del peatón. Las obras se inaugurarían finalmente en 1945.

Tras una fase de  tranquilidad, en los años noventa se encendió la alarma: la entonces concejala de Urbanismo, Dolores Villarino, me solicitaba un informe sobre el valor patrimonial del Colegio San José de Cluny, que con su edificio singular y su arboleda anexa iluminaba el  arranque de la Gran Vía de Ramiro Pascual. Algo ya se tramaba…

La amenaza sobre Cluny tardó en materializarse, pero de pronto, trabajando día y noche, una empresa privada demolió el conjunto. Tal catástrofe fue bendecida por los servicios munícipales, soslayando además el informe de la Delegación de Patrimonio (que se le hubiese requerido a cualquier ciudadano de a pie).

Fue entonces cuando las brigadas municipales iniciaron el verdadero ataque contra la Gran Vía: se podaron árboles centenarios con la excusa de que “estaban enfermos” (de nada valieron las manifestaciones de los vecinos en contra del arboricidio) A continuación, los dinamiteros municipales asaltaron el propio boulevard, destruyendo con ardor guerrero las trazas del proyecto original. Para rematar la victoria se levantó un monumento conmemorativo consistente en un armatoste multicolor que cubre las escaleras mecánicas de llamado “Vigo Vertical” (conexión no disimulada de la zona comercial de Urzáiz con la de los triangulitos verdes, blancos y negros) impidiendo la visibilidad del conjunto arquitectónico de primer orden que se alza a sus lados.

Las hordas invasoras se tomaron entonces un respiro al llegar a la calle Venezuela, y al comprobar que nadie se rebelaba, arrancaron con la segunda fase del arboricidio, monte arriba hacia la Plaza de España. Las brigadas municipales se hallan ahora dinamitando la parte superior de boulevard. La voladura de la Gran Vía de Vigo es ya un hecho consumado.

Como dijo el poeta: “Perded toda esperanza…”  

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído