El Gobierno Sánchez es un polvorín a punto de saltar por los aires.
Es lo que sucede, sin embargo, cuando se mete con calzador en el Consejo de Ministros a una recua de elementos como son los de Unidas Podemos, unos políticos con los que el hoy presidente aseguraba no hace mucho que no podría dormir tranquilos teniéndoles en su gabinete.
Eso sí, los morados también tienen lo suyo porque, muy puristas en sus planteamientos teóricos y ondear la bandera de que sus principios son irrenunciables, pero basta con comprobar como, cuando se les da un ultimátum, no les importa cambiar sus ‘sólidos’ principios.
Y con la cuestión de la OTAN la formación populista ha dado muestras fehacientes de que primero están la poltrona y el despachito de maderas nobles antes que defender su causa antimilitarista.
Es que ya ha entrado en una fase de descomposición absoluta y que se vota ya en función de la permanencia en la mesa del Consejo de Ministros.
Con el asunto de apoyar la integración de Suecia y Finlandia en la OTAN, la intención de los ministros de Unidas Podemos era votar en contra.
Sánchez se fue trabajando que el partido de Ione Belarra, al menos en lo tocante a los miembros que están en el Ejecutivo, se abstuvieran en esa votación.
Sin embargo, Alberto Garzón, de la rama de Izquierda Unida, se mostró reacio y aseguró que él votaría en contra.
Pero, insistimos, nada mejor que persuadir al elemento discordante con proceder a su fumigación como ministro o, elevando el tiro, expulsar a los cinco compenentes de Unidas Podemos del Ejecutivo.
Así que entre los principios y salvaguardar las posaderas, Garzón optó por lo segundo.
Precisamente con el asunto de la adhesión de los dos países nórdicos a la Alianza Atlántica, el presidente del Gobierno estuvo en un tris de fulminar a Unidas Podemos.
Fue durante el Consejo de Ministros del 5 de julio de 2022.
En aquella ocasión la que se mostró contraria a la ampliación de la OTAN y a aumentar el gasto en materia militar fue la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
Fue tal la vehemencia con la que se empleó que Sánchez y los suyos barajaron la posibilidad de romper con los morados.
Al final la tormenta se contuvo, pero el 15 de septiembre de 2022, en el Congreso de los Diputados, estuvo a punto de desencadenarse otro vendaval.
Y si no se desató fue, obviamente, porque los principios antimilitaristas quedan muy chulos de cara a la galería, pero al final lo que da de comer es el cargo. Y estos comunistas de cartón piedra dejan bien a las claras que en la calle se pasa mucho frío y mucha hambre.
