Las cosas claras y el chocolate espeso.
Sin embargo, al Ejecutivo de Pedro Sánchez no le gusta, precisamente, ser transparente en determinadas cuestiones.
Y con el asunto de la rebaja de impuestos, debate en el que claramente se han impuesto los barones de Alberto Núñez Feijóo (PP) al lograr que los socialistas se afanen en copiar la medida, al Gobierno socialcomunista le ha dado por una enmarañada propaganda que, a poco que se lea la letra pequeña, es un auténtico engaño al ciudadano.
Así las cosas, la medida impulsada por el inquilino de La Moncloa y su ministra de Hacienda, María Jesús Montero, es un artificio que se asemeja sin lugar a dudas al entrañable timo de la estampita.
Con la diferencia de que aquí no se coge por banda a un pardillo con ansias de incrementar su capital y que acaba engañado por el fingido tonto al que supuestamente pretendía engañar.
Y ese nombrete, precisamente, es quizá la única verdad que encierra esa reducción.
Esa rebaja del IRPF les excluye por completo.
Por ejemplo, en el caso de los ciudadanos que actualmente tienen un empleo, aquellos con rentas anuales por debajo de los 14.000 euros como los que declaran rentas superiores a 21.000 euros no obtienen ninguna ventaja directa de esta reforma a la baja del IRPF.
El informe ‘Mercado Laboral y Pensiones en Fuentes Tributarias’ es contundente en este aspecto y dice que esas rentas constituyen año tras año en torno al 80% de los declarantes de rentas del trabajo en el IRPF.
Yendo a los pensionistas, la medida aun les pilla más lejos.
Salvo los perceptores de una pensión de jubilación procedentes de una situación de gran invalidez o los perceptores de una pensión por incapacidad laboral por este mismo motivo, el resto de jubilados tienen nóminas que están por debajo del umbral que permite obtener alguna ventaja fiscal del paquete presentado por el Ejecutivo sanchista.
Menos de 1,5 millones de pensionistas van a poder acceder a esa rebaja del IRPF, según los cálculos realizados por el Ministerio de Hacienda.
