El pasado lunes, España vivió el mayor apagón eléctrico de su historia reciente, sumiendo a millones de ciudadanos en la penumbra y paralizando infraestructuras clave desde Madrid hasta Barcelona. Este colapso energético, que también afectó a Portugal, Andorra y parte del sur de Francia, no solo dejó en evidencia la fragilidad del sistema, sino que sirvió de catalizador para una nueva embestida política. Santiago Abascal, líder de Vox, no tardó en atribuir la responsabilidad del desastre al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusándole en tono encendido de “disfrutar de cada desastre que causa” y de ser un “saqueador profesional del caos”.
En plena crisis, Abascal apeló en redes sociales a la “unidad y el coraje” de los españoles para “echar al socialista Sánchez”, elevando la temperatura política con un mensaje claro: no solo hay que superar el apagón eléctrico, sino también el que él considera un apagón moral e institucional provocado por el Ejecutivo.
El argumentario de Vox: entre la denuncia y la hipérbole
No es novedad que Vox utilice un lenguaje directo, incluso abrasivo, para referirse al Gobierno. La formación ha intensificado su ofensiva en las últimas semanas, instalándose en una retórica donde los insultos —“psicópata descerebrado”, “sátrapa”, “tirano”— forman parte del menú habitual dirigido a Sánchez. Para Abascal y los suyos, el jefe del Ejecutivo sería poco menos que el antagonista de una novela negra nacional: disfruta del caos, manipula cada crisis en su beneficio y nunca ha dicho una verdad en su vida.
La estrategia pasa por proyectar la imagen de un país rehén de los intereses particulares del PSOE y sus aliados. Para Vox, cada tragedia —desde pandemias hasta catástrofes naturales como la DANA en Valencia— es instrumentalizada por Sánchez para aferrarse al poder. Abascal sostiene que “la responsabilidad criminal” por la gestión deficiente recae directamente sobre el presidente.
Corrupción: el talón de Aquiles socialista
A este clima crispado se suman los casos judiciales que acechan al PSOE y a personas cercanas a Pedro Sánchez. El año 2025 ha comenzado con una agenda política dominada por investigaciones sobre presunta corrupción que salpican desde exministros hasta familiares directos del presidente. Los casos más sonados:
- Caso Koldo: Investiga una supuesta trama de adjudicaciones irregulares durante la pandemia para la compra urgente de material sanitario. El exministro socialista José Luis Ábalos está imputado por organización criminal, cohecho, tráfico de influencias y malversación. El Supremo ve “indicios cualificados” de su implicación directa en beneficio propio.
- Caso Begoña Gómez: La esposa del presidente está bajo investigación judicial por supuestas irregularidades vinculadas a contratos públicos.
- Investigación al hermano del presidente: Otro frente abierto con posibles implicaciones penales aún por esclarecer.
A estos nombres se añade el del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, también bajo sospecha judicial por actuaciones durante su mandato. La lista podría aumentar conforme avancen las pesquisas.
Delitos y escándalos familiares: munición para la oposición
La oposición —y especialmente Vox— aprovecha sin descanso esta coyuntura para señalar lo que consideran un patrón recurrente de corrupción sistémica dentro del PSOE. Se habla abiertamente de delitos como tráfico de influencias, sobornos, apropiación indebida y malversación. Además, en las últimas semanas ha salido a la luz un escándalo relacionado con prostitución que afecta supuestamente a miembros próximos al partido y cuya cobertura mediática es objeto también de controversia.
El manual socialista ante estos casos suele incluir una buena dosis de victimismo público —alegando campañas orquestadas o insultos hacia sus miembros— y la activación inmediata del aparato mediático afín para minimizar daños. Sin embargo, las investigaciones avanzan y algunos protagonistas ya han perdido sus cargos públicos o han sido suspendidos de militancia.
¿Coraje o crispación? El pulso social
En este contexto inflamable, Santiago Abascal insiste en apelar a valores tradicionales: unidad nacional frente al “caos socialista”, defensa intransigente de la legalidad e integridad institucional. Sus discursos incorporan referencias constantes a lo que define como los vicios estructurales del PSOE: trampas políticas, doble moral y corrupción endémica.
No obstante, no faltan críticos que ven en este discurso una escalada verbal sin precedentes. Los analistas advierten sobre el riesgo de instalarse permanentemente en el insulto sistemático y la crispación permanente. Mientras tanto, Vox refuerza su base electoral presentándose como único dique frente al “desgobierno” socialista.
Curiosidades recientes sobre el caso
- El apagón eléctrico se produjo apenas tres años después de que Pedro Sánchez asegurara públicamente que “en España no habría apagones”. Las redes sociales han rescatado el vídeo con entusiasmo irónico.
- La instrucción judicial sobre José Luis Ábalos detalla beneficios personales tan variopintos como chalés en Cádiz o pisos regalados en Madrid.
- En medio del escándalo por presunta prostitución vinculada a altos cargos socialistas durante la pandemia, varios ministros han optado por guardar silencio o lanzar mensajes evasivos.
- El victimismo socialista alcanza cuotas inéditas: desde ministros denunciando campañas personales hasta portavoces reclamando respeto mientras se multiplican las portadas negativas.
Mientras tanto, entre corte eléctrico y corte judicial, España asiste atónita al pulso entre Gobierno y oposición… Y si algo queda claro es que ni los cables ni los pactos parecen estar muy bien conectados últimamente.