El Parlamento Europeo, habitualmente más dado a debates técnicos que a las tramas propias de un reality, asiste estos días a una de esas rupturas políticas que harían las delicias de cualquier guionista.
Nora Junco y Diego Solier, eurodiputados elegidos en 2024 por la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta (SALF), han decidido cortar amarras con el líder que los llevó a Bruselas, Luis ‘Alvise’ Pérez.
Y no lo han hecho discretamente, sino a golpe de comunicado demoledor, denuncias públicas y hasta acusaciones judiciales.
Las palabras elegidas por Junco y Solier no dejan lugar a dudas: “Las investigaciones judiciales abiertas contra el señor Pérez por presuntos delitos que incluyen corrupción, estafa, blanqueo de capitales y falsedad documental, y su confesión pública sobre la recepción de dinero en efectivo, nos obligan a marcar una frontera ética y política clara: ni compartimos sus métodos ni participamos de su entorno”.
Más claro, agua embotellada.
Amigo dice, @georgesimion no hace migas con embusteros como tú. pic.twitter.com/GRSdJkqaM4
— JJ Vallejo (@JJVallejo4) May 5, 2025
Fractura interna y acusaciones cruzadas
La grieta venía gestándose desde hace meses. De hecho, Junco y Solier ya figuran como independientes en la web del Parlamento Europeo e integran la delegación española del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), del que paradójicamente fue vetado el propio Alvise por sus causas judiciales. Desde entonces, aseguran que su actividad parlamentaria ha sido “plenamente independiente”.
La ruptura se aceleró tras las acusaciones públicas del propio Alvise Pérez, quien llegó a insinuar que sus compañeros podrían haber sido “comprados” por lobbies armamentísticos tras votar diferente en cuestiones clave sobre el rearme europeo. En un podcast reciente, Alvise animó a sus seguidores a pedir explicaciones –incluso en tono amenazante– a Junco y Solier: “Si yo he hecho campaña electoral por toda España diciendo no y tú votas a favor, estás traicionando a 800.000 españoles. Perseguidles y pedidles explicaciones. Y si tenéis que gritarle en un bar que eres un criminal… tenéis que hacerlo vosotros”.
Estas declaraciones desataron la tormenta perfecta. Solier respondió interponiendo una denuncia ante la Guardia Civil por acoso, injurias y amenazas tras recibir mensajes intimidatorios tanto para él como para su familia. Según consta en la denuncia formalizada el 24 de abril de 2025, el eurodiputado temía por su seguridad debido al carácter matonil de las publicaciones de Alvise en redes sociales. El detonante fue un mensaje directo donde el agitador sugería “apisonar la cabeza” de quien considerase traidor al movimiento.
Polémicas recurrentes: las sombras sobre Alvise
No es este el primer encontronazo público protagonizado por Luis ‘Alvise’ Pérez. Su carrera política ha estado jalonada por polémicas mayúsculas:
- Investigaciones judiciales: actualmente enfrenta procesos por presunta corrupción, estafa, blanqueo de capitales y falsedad documental.
- Confesión pública sobre recepción de dinero en efectivo, lo que ha encendido todas las alarmas éticas dentro y fuera del partido.
- Estilo bronco: Alvise ha hecho gala reiteradamente de un discurso populista agresivo –lo suyo es más “pásame el megáfono” que “vamos a debatir”– llegando incluso a instar a sus seguidores al linchamiento público (verbal) de sus excompañeros.
- Acusaciones internas: tras las diferencias en la votación sobre el rearme europeo, acusó sin pruebas sólidas a Junco y Solier de haberse vendido a intereses externos, sembrando dudas sobre su honorabilidad ante miles de votantes.
- Relaciones tensas con otras formaciones: su exclusión del grupo ECR en Bruselas fue otro varapalo mediático para una figura más acostumbrada al plató que al hemiciclo.
¿Y ahora qué? Repercusiones para SALF y la política nacional
La ruptura deja una formación profundamente debilitada. De los tres eurodiputados electos bajo la bandera antisistema de Se Acabó la Fiesta, solo uno –el propio Alvise– sigue aferrado al nombre original (y al escándalo). Los otros dos ya operan como independientes bajo el paraguas del ECR. La guerra abierta entre los excompañeros ha desatado además una lluvia fina (y persistente) de demandas cruzadas, bloqueos en redes sociales e incluso cierres forzosos de cuentas personales para evitar amenazas.
Para los observadores políticos españoles, este culebrón deja varias lecciones:
- La volatilidad de las plataformas personalistas: cuando todo gira en torno al carisma (o polémica) del líder, cualquier desavenencia puede convertirse en implosión.
- El riesgo del populismo digital: discursos incendiarios pueden ser rentables electoralmente… pero devastadores cuando se convierten en boomerang judicial.
- La paradoja ética: quienes venían “a limpiar” el sistema acaban protagonizando escándalos dignos del mejor thriller político.
Curiosidades y datos para guardar
- El apodo “las ardillas respetan a las ardillas”, utilizado por Alvise para referirse supuestamente a los leales frente a los “lobos disfrazados”, ya circula como meme entre eurofuncionarios.
- La denuncia formalizada por Diego Solier incluye capturas literales con frases tan sutiles como “te apisonaremos la cabeza”, lo que llevó al eurodiputado a cerrar temporalmente todas sus redes sociales.
- El grupo ECR aceptó sin problemas a Junco y Solier… pero vetó expresamente al propio Alvise por sus causas judiciales abiertas.
- El cisma se produce apenas un año después del espectacular debut electoral de SALF, cuando obtuvieron tres escaños sorprendiendo tanto a analistas como a partidos tradicionales.
En Estrasburgo algunos ya bromean con que lo único más volátil que los mercados es la política española… especialmente cuando se mezcla Telegram con escaños europeos.
