Pocos, pero feroces.
Fracasa la concentración organizada por el PSOE para apoyar a Sánchez en el Comité Federal: menos de cien personas.
Dicho esto, subrayar que todos, sin excepción, estaban borrachos de fanatismo y gritaban como posesos a las puerta de la sede-puticlub del partido..
Como le han dejado claro pastelero y siempre proclive a la chapuza Emiliano García-Page.
La mañana del 5 de julio de 2025 en la madrileña calle de Ferraz prometía tensión y cumplió con creces.
García-Page, presidente socialista de Castilla-La Mancha y azote habitual de la dirección federal, fue recibido por un grupo de simpatizantes sanchistas con una retahíla de insultos: “Facha, miserable, sinvergüenza, traidor”.
El escrache no dejó lugar a equívocos. Las diferencias internas del PSOE se manifestaron esta vez sin pudor ni filtros, mientras los medios aguardaban expectantes a las puertas del cuartel general socialista.
Entre empujones y gritos, el dirigente manchego avanzó hacia el Comité Federal.
El ambiente era más propio de una manifestación contra la oposición que de una cita entre compañeros de partido. La escena refleja el clima enrarecido que vive el socialismo español, con una militancia cada vez más polarizada y escasa tolerancia hacia las voces disidentes.
La concentración fallida: menos de cien ¡charos’ y ‘fieles’ a Sánchez
El despliegue de banderas y pancartas fue mínimo.
La dirección federal había convocado a sus bases para arropar a Pedro Sánchez en un momento crítico, pero el efecto llamada resultó un fiasco: menos de cien personas se congregaron ante la sede del PSOE.
La imagen fue desoladora para quienes esperaban una ola de apoyo popular; la escenografía quedó deslucida y evidenció el desgaste del liderazgo sanchista entre su propia militancia.
Esta baja movilización contrasta con otros momentos álgidos del partido, donde las calles adyacentes a Ferraz rebosaban entusiasmo y cánticos. Hoy, ni rastro de aquello: solo algunos incondicionales y varios curiosos se acercaron al epicentro socialista. El mensaje es claro: los tiempos han cambiado y el respaldo entusiasta ya no es automático.
El “maniobrero” Page pide soluciones reales
Lejos de arredrarse ante los improperios, García-Page compareció ante los periodistas con tono firme: “Vengo a escuchar salidas, pero no escapatorias. La crisis que atraviesa el PSOE es muy seria y no se resuelve con paños calientes”. El presidente castellano-manchego volvió a insistir en la necesidad de afrontar las causas profundas del malestar socialista y no limitarse a gestos cosméticos.
El dirigente regional ha forjado fama de maniobrero: amaga con plantar cara a Sánchez, lanza advertencias públicas… pero nunca cruza del todo la línea roja. Este juego le ha valido críticas tanto dentro como fuera del partido. No faltan quienes le acusan de tener “más cintura que convicción” y otros lo tachan directamente de “atrevido cuando toca y dócil cuando conviene”. Hay quien ya bromea en los pasillos socialistas: “Page amenaza mucho pero siempre acaba arreugándose ante Ferraz”.
Las heridas abiertas del socialismo español
Lo sucedido este sábado es solo el último episodio de una larga serie de desencuentros entre García-Page y la dirección federal. Los reproches cruzados no son nuevos; ya en anteriores crisis internas se filtraron mensajes poco amistosos entre Sánchez y su barón díscolo. En los famosos WhatsApp filtrados durante el caso Koldo, se deslizaba sin pudor que Page debía “dejar de tocar los cojones”, según las palabras atribuidas al propio Sánchez.
La fractura interna ha dejado escenas insólitas en los últimos meses:
- Pintadas insultantes en sedes socialistas contra el propio Sánchez o García-Page.
- Audios filtrados donde cargos próximos a Ferraz arremeten contra barones críticos.
- Mensajes públicos reclamando expulsiones o medidas disciplinarias contra quienes discrepan.
En este contexto, no sorprende que cualquier aparición pública del presidente manchego acabe convertida en espectáculo mediático y termómetro del malestar interno.
Las consecuencias políticas: ¿hasta dónde llega la fractura?
El incidente vivido hoy tiene varias lecturas:
- Evidencia la polarización interna: La militancia parece dividida en dos bloques irreconciliables.
- Desgasta aún más la imagen pública del PSOE: Los ciudadanos asisten atónitos al cruce constante de acusaciones e insultos.
- Refuerza el papel ambiguo de Page: Suma puntos entre los críticos al sanchismo pero sigue sin materializar un desafío real a la dirección.
- Acentúa el aislamiento progresivo de Sánchez, cada vez más rodeado solo por sus fieles.
Todo ello ocurre mientras la dirección trata desesperadamente de cerrar filas ante las investigaciones judiciales por corrupción que afectan al entorno más próximo al presidente.
Un toque (de humor) sobre estrategias y caraduras
En el PSOE hay quien define a Page como “el Houdini del socialismo”: siempre encuentra una salida elegante para no romper definitivamente con Ferraz… ni tampoco dejarse arrastrar por completo por el sanchismo. Su capacidad para maniobrar sin despeinarse es digna de estudio politológico (o incluso teatral).
Eso sí, su caradura para amagar con rebeliones que nunca llegan se ha convertido ya en meme recurrente entre militantes jóvenes.
Por su parte, Pedro Sánchez afronta estas escenas con ese estoicismo tan suyo: ni reconoce fracturas ni da pie a autocríticas públicas. Como si los gritos e insultos fueran parte del decorado democrático o una anécdota menor camino al próximo comité.
Curiosidades y datos llamativos
- El escrache a García-Page no fue espontáneo: varios asistentes habituales a actos federales fueron vistos organizando cánticos antes incluso de su llegada.
- Pese al ruido mediático, ningún miembro destacado del Gobierno salió públicamente en defensa del presidente manchego tras los insultos.
- En redes sociales proliferan montajes satíricos sobre Page usando cascos antiinsultos o escudos protectores camino a Ferraz.
- La última vez que una concentración socialista en Ferraz congregó tan poca gente fue durante la crisis interna tras las elecciones europeas… hace más de una década.
En definitiva, si algo quedó claro este sábado es que la familia socialista vive uno de sus momentos más tensos, con viejos fantasmas reapareciendo y nuevas rencillas surgiendo casi cada semana. Y aunque todos repiten mantras sobre unidad, hoy por hoy lo único indiscutible es que hay muchos nervios… y pocas certezas sobre el futuro inmediato del partido.