El verano político español ha traído una tormenta inesperada.
Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía y figura central del Partido Popular, ha lanzado una propuesta que está agitando los cimientos del sistema autonómico: una alianza entre líderes autonómicos de distinto color político, incluidos los socialistas Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Adrián Barbón (Asturias), para plantarse ante la financiación singular pactada entre el Gobierno Frankenstein y los independentistas catalanes.
No es una ocurrencia de sobremesa.
La inquietud de Moreno se dispara tras la confirmación, en palabras de la ministra de Hacienda María Jesús Montero, de que Cataluña accederá a un modelo fiscal propio, una especie de ‘cupo’ a la vasca pero adaptado a las exigencias del independentismo.
Para el presidente andaluz, esto supone romper la caja única de España y dinamitar el principio constitucional de igualdad entre territorios. “Cataluña merece mejor financiación, pero no a costa de los demás”, ha sentenciado Moreno en una entrevista publicada por El Mundo, dejando claro que no se trata de una guerra norte-sur, sino de la defensa de un modelo solidario para todo el país.
El origen del conflicto: la tentación del trato diferencial
La financiación autonómica lleva años enquistada, pero el giro radical lo ha dado el Gobierno de Pedro Sánchez al abrir la puerta a una solución particular para Cataluña. El plan, impulsado a cambio del apoyo parlamentario de partidos independentistas, incluye la recaudación y gestión propia de determinados impuestos, así como la posibilidad de negociar directamente con el Estado las aportaciones económicas, fuera del régimen común.
Este movimiento ha encendido todas las alarmas en las comunidades que sienten que el Estado se convierte en una suerte de “mesa de cambalache” donde quien más presiona se lleva la mejor parte. Moreno, lejos de quedarse en la crítica, ha iniciado contactos con los barones socialistas más críticos con el marido de Begoña, entre ellos García-Page y Barbón, para tejer una entente inédita que trascienda los bloques tradicionales. El objetivo: exigir que cualquier reforma de la financiación se aborde en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, con transparencia y criterios de equidad, y no en reservados para contentar a socios de investidura.
Reacciones cruzadas y fractura en el PSOE
La propuesta de Moreno ha tenido un eco inesperado en sectores del propio PSOE, donde crece el malestar por las cesiones a los independentistas. García-Page, habitual verso suelto de los socialistas manchegos, ya había mostrado su rechazo frontal al cupo catalán y ahora encuentra en Moreno un aliado coyuntural. Barbón, por su parte, teme que el modelo singular para Cataluña sea “el camino más directo para perder las elecciones en Asturias”, señalando que la solidaridad interterritorial es un pilar básico para comunidades menos favorecidas.
El malestar no se reduce a los despachos autonómicos. Intelectuales de izquierda han firmado en las últimas horas un manifiesto contra el cupo catalán, en respuesta al apoyo explícito de parte del progresismo al plan de Sánchez. Consideran que la deriva bilateral erosiona la igualdad de oportunidades y consagra un modelo de Estado “a la carta”, donde el encaje se negocia en función del ruido y no de los datos objetivos.
El debate en la calle: pedagogía y movilización
Moreno, consciente de la complejidad del asunto, aboga por una labor “pedagógica y social” para explicar a la ciudadanía los riesgos de romper la caja común. Llama a movilizar ayuntamientos, colectivos y plataformas para que el debate no quede reducido a una pelea de élites políticas. “Hay que hacer entender a la gente el disparate al que nos lleva Sánchez con tal de mantenerse en el poder”, apunta el presidente andaluz, quien acusa al PSOE andaluz de “repetir como un papagayo los argumentos de Ferraz” sin defender los intereses de su tierra.
En paralelo, la polémica salpica a la ministra Montero, a la que Moreno responsabiliza de diseñar un sistema que, según él, “acaba con el papel del Estado en la distribución de la riqueza” y perjudica especialmente a regiones con menos renta y convergencia, como Andalucía. El propio exministro Josep Borrell y otros dirigentes socialistas de peso, así como alcaldes de Mérida y León, han mostrado su desacuerdo con el cupo catalán, configurando un frente transversal inédito en la historia reciente.
Impacto real: ¿qué se juega cada comunidad?
La clave está en el modelo de reparto de fondos. Si Cataluña gestiona y recauda sus propios impuestos, y negocia con el Estado su aportación al sistema común, comunidades como Andalucía, Castilla-La Mancha o Asturias podrían ver mermados sus recursos. El principio de solidaridad, que compensa a los territorios con menor capacidad fiscal, quedaría tocado, y el Estado perdería la capacidad de redistribuir riqueza. Para los críticos, esto supone abrir la puerta a una España de territorios de primera y de segunda, con desigualdad creciente y riesgo de fragmentación interna.
En la entrevista con El Mundo, Moreno remarca que no busca un pulso con Cataluña, sino una solución razonable para todos. En su opinión, la propuesta del Gobierno carece de sentido común y solo satisface a quienes quieren debilitar el Estado. “Si rompemos el modelo, las comunidades con menos renta saldrán perjudicadas”, advierte el presidente andaluz, que insiste en su sintonía con Page y Barbón en esta cruzada por la igualdad.
El factor electoral: riesgos y cálculos
El debate sobre la financiación autonómica tiene derivadas electorales evidentes. Barbón reconoce que apoyar un trato de favor a Cataluña puede costarle el gobierno de Asturias. Page, por su parte, refuerza su perfil de barón díscolo y se desmarca de la dirección federal del PSOE, lo que le permite mantener un discurso propio ante su electorado. Para Moreno, el pulso refuerza su liderazgo y consolida su imagen de presidente moderado pero firme, capaz de buscar acuerdos más allá de las trincheras políticas.
En clave nacional, el movimiento de Moreno y sus aliados puede condicionar la negociación de la próxima reforma de la financiación autonómica y obligar a Sánchez a repensar su estrategia con los independentistas. El riesgo de fractura interna en el PSOE es real, y la presión de los barones puede forzar un cambio de rumbo o, al menos, matizar las concesiones.
Intelectuales y sociedad civil: un manifiesto alternativo
En los últimos días, destacados intelectuales de izquierda han publicado un manifiesto en el que denuncian la “insolidaridad” del cupo catalán y reclaman un modelo de financiación basado en la igualdad y la cohesión social. Esta reacción surge como réplica al manifiesto pro Sánchez impulsado por sectores afines al Gobierno, evidenciando la fractura incluso en el ámbito cultural y académico.
La batalla por el relato se libra también en los medios y en las redes sociales, donde proliferan argumentos a favor y en contra del modelo singular para Cataluña. La ‘alianza’ de Moreno, Page y Barbón se convierte así en una suerte de “frente constitucionalista” que busca aglutinar a quienes temen que la deriva bilateral rompa el consenso básico de la España de las autonomías.
Curiosidades y datos para la hemeroteca
- El término “cupo” procede del sistema foral vasco, donde el País Vasco y Navarra gestionan sus propios impuestos y pagan al Estado una cantidad pactada. La extensión de este modelo a Cataluña ha generado recelos históricos en el resto del país.
- Según una reciente encuesta, más del 65% de los españoles rechaza un trato fiscal singular para Cataluña, y la oposición es especialmente fuerte en comunidades receptoras netas de fondos estatales.
- La última vez que se intentó una reforma del sistema de financiación autonómica fue en 2009, bajo el Gobierno de Zapatero, y ya entonces la negociación estuvo marcada por el tira y afloja entre comunidades y el Estado.
- El debate sobre la caja única se ha convertido en un clásico de la política española. El propio Borrell lo calificó hace unos días, con su habitual retranca, de “cacao monumental” que amenaza con desbordar la gestión tributaria y la coordinación fiscal entre territorios.
- En la trastienda, algunos asesores del Gobierno reconocen que la presión de barones como Page y Barbón puede obligar a Montero a modular su propuesta, en busca de un acuerdo que no incendie el mapa autonómico ni fracture al PSOE.
