En el núcleo del Gobierno, el clima se ha vuelto insostenible. La imagen de solidez que el PSOE intentaba proyectar tras las últimas elecciones generales parece un recuerdo lejano. Actualmente, en los pasillos de Moncloa, se respira un nerviosismo palpable. La desconfianza ha penetrado en las filas de los principales ministros del sanchismo, con Félix Bolaños, Óscar Puente, Ana Redondo y José Manuel Albares como protagonistas de todos los rumores y miradas críticas. La crisis interna es tan evidente que ya no se habla simplemente de grietas, sino de auténticos abismos dentro del partido.
Y no es para menos. La reciente oleada de escándalos judiciales ha dejado al Ejecutivo en una situación vulnerable y a la defensiva. Mientras Pedro Sánchez se encontraba en Nueva York, dos terremotos sacudieron al Gobierno casi al mismo tiempo: la citación judicial de su hermano, David Sánchez, y el auto del juez Peinado contra Begoña Gómez. La falta de previsión y una estrategia mínima para gestionar estas crisis pusieron en evidencia las debilidades de un gabinete que hasta hace poco presumía de tener todo bajo control en el ámbito político.
Ministros en el disparadero: de imprescindibles a cuestionados
- Félix Bolaños, quien fue considerado el arquitecto de las negociaciones judiciales y una figura clave del Ejecutivo, ahora ve cómo su imagen comienza a desmoronarse. Su gestión ha sido objeto de críticas tanto por su manejo de la crisis como por su incapacidad para controlar los tiempos y ofrecer respuestas efectivas ante los escándalos. Ya no es el “hombre que despeja todos los balones”, como reconocen veteranos socialistas; su liderazgo está tambaleándose.
- Óscar Puente, ministro de Transportes, ha pasado de ser alabado por su retórica incisiva a recibir reproches internos por una coordinación deficiente y problemas en el sector ferroviario. Su habilidad para mantener la cohesión dentro del Parlamento también ha sido puesta en duda, lo que le ha hecho perder el apoyo incondicional del presidente.
- Ana Redondo, quien asumió el cargo de ministra de Igualdad para apagar fuegos tras la gestión de Irene Montero, ahora enfrenta un creciente rechazo dentro de su propio partido. El escándalo relacionado con las pulseras electrónicas para maltratadores ha afectado gravemente su reputación. Además, su aparente lentitud en la gestión pública la deja en una posición extremadamente precaria. Su continuidad en el Gobierno pende de un hilo.
- José Manuel Albares, ministro encargado de Asuntos Exteriores, tampoco se libra de esta tormenta. Su llegada tenía como objetivo restablecer relaciones diplomáticas, pero España ha visto disminuir su influencia en Bruselas mientras la credibilidad de su diplomacia se encuentra en crisis. Las críticas internas son implacables: no consigue mejorar la imagen internacional del país y muchos diplomáticos lo consideran un ministro sin reflejos ni proyección.
Presión judicial y escándalos: la tormenta perfecta
Mientras el Gobierno enfrenta una crisis interna sin precedentes, la presión judicial sigue creciendo sin tregua. No solo se trata de la citación al hermano del presidente o las investigaciones sobre Begoña Gómez. Desde hace meses, la sombra de la corrupción acecha al entorno cercano a Sánchez con casos como los relacionados con Santos Cerdán y el conocido caso Koldo. La dimisión de Cerdán tras ser implicado en una investigación por sobornos y tráfico de influencias ha sido un golpe devastador para la moral interna del partido.
El PSOE intenta frenar esta hemorragia responsabilizando a unas pocas “manzanas podridas”, pero sus explicaciones no convencen ni a sus socios ni a gran parte de la militancia. El propio Sánchez ha tratado de desvincularse afirmando que todo es parte de una persecución política. Sin embargo, este discurso empieza a desmoronarse. El ambiente cargado de sospechas y la falta de transparencia han alimentado las críticas desde la oposición y han dejado al Gobierno expuesto ante una situación extremadamente vulnerable.
La fragilidad del sanchismo y la amenaza de desestabilización
En las filas del PSOE se han encendido todas las alarmas. Las luchas internas, junto con una clara ausencia de liderazgo y un clima generalizado de descomposición han puesto patas arriba la cohesión dentro del partido socialista. Hasta los socios coaligados como Sumar comienzan a distanciarse; son conscientes que esta legislatura podría estar llegando a su fin.
El propio Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, no ha dejado pasar oportunidad para señalar lo que él llama “doble ruptura” entre Sánchez y sus aliados tras el rechazo parlamentario a transferir competencias sobre inmigración a Cataluña. El Congreso rechazó esta propuesta con votos adversos provenientes del PP, Vox, Podemos e incluso dos diputados de Sumar. Este hecho es un claro indicativo del creciente aislamiento del Gobierno.
Consecuencias: un Gobierno a la defensiva y sin horizonte claro
El panorama actual resulta en un Ejecutivo que avanza con tropiezos; carece tanto de capacidad para anticipar adversidades como también presenta un núcleo duro cada vez más desdibujado. La sensación generalizada entre socialistas y aliados parlamentarios es que se acerca el final del ciclo político actual. Algunos analistas ya barajan incluso elecciones anticipadas ante esta incapacidad manifiesta por parte del Gobierno para recuperar iniciativa y estabilizar así la legislatura.
Este desgaste no solo afecta al ámbito político; también repercute negativamente sobre la imagen internacional de España. Una diplomacia que no logra recuperar protagonismo perdido mientras que afuera se percibe inestabilidad e incertidumbre respecto al rumbo futuro.
Curiosidades y datos llamativos del caso
- El escándalo relacionado con las pulseras electrónicas para maltratadores dejó KO al Ministerio de Igualdad; provocó además que incluso dentro del grupo socialista surgieran divisiones durante la votación sobre reprobación hacia Ana Redondo.
- Los fondos públicos comprometidos en los principales casos vinculados a corrupción alrededor del entorno cercano a Sánchez superan ya los 1.940 millones de euros según estimaciones recientes.
- En semanas recientes, Sánchez ha intensificado sus viajes internacionales; algunos interpretan esto como una táctica para ganar tiempo mientras evita así centrarse demasiado en los medios nacionales.
- El término “núcleo duro del sanchismo” ha pasado rápidamente a ser sinónimo no solo desgaste sino también vulnerabilidad; esto lo reconocen incluso aquellos sectores más leales al presidente.
- Una frase recurrente estos días entre los pasillos monclovitas es “aquí ya nadie se fía de nadie”, señal clara que evidencia cómo un bien tan escaso como es la confianza brilla por su ausencia.
