EL PSOE Y MONCLOA PIDEN ENCUESTAS A TEZANOS

Sánchez maniobra para convocar elecciones anticipadas, aunque insista en que seguirá en La Moncloa hasta 2027

El Gobierno afirma que completará la legislatura, pero cada paso del marido de Begoña alimenta el ambiente la tesis del adelanto electoral y la desconfianza entre sus compinches catalanes y vascos y sus colegas de Podemos

Pedro Sánchez (PSOE)
Pedro Sánchez (PSOE) PD

En los pasillos de La Moncloa, se escucha repetidamente “2027”, como si fuera un mantra.

Sin embargo, la realidad política parece tener otras intenciones para Pedro Sánchez.

El marido de Begoña asegura, tanto en público como en privado, que completará su mandato y será candidato a la reelección.

No obstante, desde el verano, cada movimiento del Ejecutivo Frankenstein -en descarada sintonía con la ‘Brunete Pedrete periodística – parece estar diseñado para preparar el terreno ante un adelanto electoral en 2026.

O al menos, para tener la estrategia lista si las circunstancias lo requieren.

La atmósfera en el Congreso es todo menos tranquila.

La presión por presentar los Presupuestos de 2025 se ha transformado en un desafío abierto, con la oposición clamando por elecciones anticipadas si el Gobierno no logra aprobar las cuentas.

Sánchez, con su caradura habitual, se burla de quienes llevan “siete años pidiendo elecciones anticipadas” y asegura que en 2027 volverán a perder y a repetir lo mismo.

Sin embargo, decidir omitir la presentación de los Presupuestos de 2025 y centrarse directamente en los de 2026 es algo sin precedentes y refuerza la percepción de que el Ejecutivo navega en aguas inestables.

En este contexto incierto, lo único claro es que cualquier cosa puede suceder.

Como dice un veterano diputado: “en política hay una sola certeza: nada es seguro”.

Estrategias de movilización y la «Brunete Pedrete»

En esta especie de “pre-campaña interminable”, Moncloa activa los temas que más resuenan entre el electorado progresista. La llamada “Brunete Pedrete” mediática entra en acción cada vez que el Gobierno necesita vincular al PP con Vox en la mente colectiva, especialmente en cuestiones relacionadas con el aborto, los derechos de las mujeres o el conflicto de Gaza.

  • La propuesta de proteger el derecho al aborto en la Constitución, que fue desestimada hace unos meses, vuelve ahora como uno de los pilares del discurso. Esta estrategia busca movilizar al voto femenino y colocar al PP en una posición incómoda.
  • En cuanto al conflicto en Gaza y la política exterior, el Gobierno intenta capitalizar el apoyo mayoritario que existe entre la izquierda hacia la causa palestina, marcando así distancias con la derecha y manteniendo viva una tensión ideológica en su agenda.

Estos asuntos no solo añaden contenido a una legislatura cada vez más vacía de iniciativas, sino que permiten sostener viva la narrativa del “miedo al retroceso” si la derecha llegara al poder. La idea es clara: cuanto más se hable sobre derechos amenazados y sobre Vox como un peligro latente, más sencillo será reagrupar el voto útil alrededor del PSOE.

Las grietas internas: Sumar y la geometría variable

El panorama parlamentario tampoco favorece la estabilidad. Sumar, lejos de ser el aliado confiable que Sánchez anhelaba, se ha convertido en una carga pesada. El espacio a la izquierda del PSOE está dividido y desorientado; carece de un liderazgo claro y varios ministros intentan acelerar proyectos para no caer en el olvido.

  • Podemos se aleja cada vez más del Gobierno e impone condiciones difíciles para negociar cualquier asunto relevante; por ejemplo, exigen una reducción automática del 40% en los alquileres.
  • ERC, anteriormente aliado estratégico, ya ha dejado claro que no desea negociar los Presupuestos de 2025 y prefiere centrarse en los de 2026 siempre que las circunstancias políticas lo permitan.
  • Junts, aunque su relación se ha desbloqueado, carece del poder suficiente para sacar adelante las cuentas sin contar con ERC a su lado; sus prioridades están más centradas en Cataluña que en la gobernabilidad del país.

Esta situación lleva al Gobierno a evitar someterse a votaciones arriesgadas en el Congreso. Desde que comenzó este nuevo periodo tras el verano, no ha habido ningún Pleno los jueves —el día habitual para votar proyectos gubernamentales—. Cualquier derrota parlamentaria sería un golpe mediático difícil de asimilar.

Corrupción, encuestas y desgaste del bloque

A esta tormenta política se suman las investigaciones judiciales que afectan al Gobierno. El informe elaborado por la UCO sobre presunto uso indebido de fondos dentro del PSOE y los escándalos relacionados con figuras como José Luis Ábalos contribuyen al desgaste y minan la confianza entre los socios parlamentarios; para ellos, cualquier indicio de financiación ilegal es una línea roja infranqueable.

Al mismo tiempo, tanto el Gobierno como el PSOE aprovechan las encuestas del CIS y consultoras afines que muestran un panorama favorable sobre el PP junto a un notable ascenso de Vox. Sin embargo, los datos internos no respaldan esta tendencia y evidencian que una suma entre PP y Vox podría otorgarles mayoría absoluta; esto convierte a movilizar a la izquierda en una cuestión crucial para su supervivencia política.

El factor presupuestario: ¿prórroga o programa electoral?

El futuro legislativo gira alrededor de los Presupuestos Generales del Estado para 2026. Desde La Moncloa aseguran que se presentarán; sin embargo, ya circulan rumores sobre retrasos y dificultades para conseguir apoyos necesarios. El plan parece orientado a utilizar este proyecto presupuestario como un programa electoral; presentando unas cuentas expansivas y sociales que permitirían culpar a oposición y socios díscolos por cualquier bloqueo institucional si fueran rechazadas.

En todo caso, pesa sobre este ambiente el recuerdo de 2019 cuando la caída de los Presupuestos llevó a un adelanto electoral. Sánchez afirmó recientemente durante una entrevista televisiva que no convocará elecciones aunque le tumben las cuentas; sin embargo, pocos dentro del entorno político parecen creerlo completamente.

Curiosidades y datos singulares

  • En tiempos recientes, ningún presidente ha logrado completar dos mandatos completos; parece ser que la tradición del adelanto electoral tiene más fuerza que cualquier promesa solemne.
  • El término “Brunete Pedrete” ha ganado popularidad en tertulias políticas como referencia a esa artillería mediática que Moncloa activa estratégicamente para marcar agenda e impulsar a su electorado.
  • Las encuestas elaboradas por el CIS bajo dirección de José Félix Tezanos han sido objeto incluso de burlas entre algunos socialistas debido a sus resultados tan favorables al PSOE que ni siquiera aquellos más optimistas dentro del partido terminan por creerse.
  • La llamada “ley mordaza” sigue estancada en el Congreso; varios grupos parlamentarios ven esta cuestión como su última oportunidad para dejar huella durante esta legislatura caracterizada por su geometría variable.

¿Y QUE PASARÍA SI SÁNCHEZ SE LA JUEGA Y CONVOCA YA ELECCIONES?

Si Sánchez se diera mucha prisa, intentando capitalizar asuntos como Gaza o cualquiera de los conejos que echan a correr sus subalternos periodísticos de la Brunete Pedrete, y dado que legalmente la votación sólo se puede realizar 54 días después de la disolución de las Cortes, tendríamos urnas a , principios de diciembre.

Este adelanto a la desesperada, en un contexto de escándalos judiciales que erosionan al PSOE y sus compinches, sólo parece imaginable si Tezanos y el CIS asegurar al marido de Begoña que puede articular de nuevo una mayoría fragmentada y reunir 176 escaños con proetarras, separatistas y todo tipo de zarrapastroso.

La media de los sondeos coincide, en que el PP liderado por Alberto Núñez Feijóo sería el gran beneficiado, con estimaciones en torno al 34% de los votos y 137-149 escaños.

El PSOE se hundiría al 26-27% y 107-109 diputados, perdiendo terreno por casos de corrupción y la fragmentación de la izquierda, dejando a Sánchez sin opciones viables para reeditar su coalición actual.

VOX emergería fortalecido, rozando el 15-18% y 47-61 escaños, captando votos descontentos del PP y consolidándose como tercera fuerza indispensable, complicando pactos de Feijóo con Bruselas y el PPE.

Sumar y Podemos, fragmentados, apenas sumarían 10-15 escaños, insuficientes para una reedición progresista.

Los resultados probables son que el centroderecha (PP+VOX)se iría por encima de los 190 escaños, y que Feijóo tendría que hacer concesiones ideológicas a Abascal.

El gobierno de coalición PP-VOX endurecería lógicamente las políticas migratorias y frenaría la desquiciada Agenda 2030.

Para el PSOE, el saldo sería devastador: pérdida de poder territorial y credibilidad, con Sánchez apeado del liderazgo socialista y en los banquillos de los juzgados y haciendo negocios como su mentor Zapatero.

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