Cómo ganar las elecciones y arrasar al PSOE

¿Son conscientes Abascal y Feijóo de que la gran prioridad de los españoles es echar a Sánchez?

PP y Vox intensifican su enfrentamiento en plena ofensiva política, mientras Sánchez demuestra que no está ni mucho menos fuera de juego

Feijóo (PP) vs Abascal (VOX)
Feijóo (PP) vs Abascal (VOX). PD

El desafío por desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa se ha convertido en el mantra que resuena en la derecha española.

Sin embargo, la verdadera prioridad que moviliza al electorado conservador parece desvanecerse en medio de una guerra de nervios y reproches entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal.

Mientras los españoles observan este espectáculo con la resignación de quien ve pasar un tren sin poder subir, Sánchez sigue en pie y la división dentro de la derecha amenaza con prolongar su permanencia en el poder.

El último capítulo se escribe con tinta de ruptura total: los canales de comunicación entre Génova y Bambú —los cuarteles generales del PP y Vox— están completamente cerrados.

Lejos de ofrecer una imagen de unidad ante el “enemigo común”, ambos líderes parecen más interesados en señalar las debilidades del otro que en construir una alternativa viable. Esta situación recuerda a esos divorcios mal gestionados donde cada parte guarda celosamente la llave del hogar, dejando al inquilino atrapado.

Y ganar las elecciones no es tan complicado.

Basta usar la lógica y analizar sin pasión.

Y no hay que ser un genio, para adivinar dónde hay que poner el acento.

El PP ha encontrado en la inmigración un tesoro político inesperado.

Con su plan migratorio, basado en un visado por puntos para atraer perfiles laborales necesarios y culturalmente afines, la expulsión de delincuentes y la eliminación de «subsidios vitalicios», el PP ha logrado tomar la iniciativa. Este plan, respaldado por el 97% de sus votantes, apela a una mayoría social, incluidos muchos inmigrantes establecidos en España, y pone en jaque al PSOE.

El silencio del PSOE, inusual frente a su habitual ofensiva verbal, revela su incomodidad. En lugar de una respuesta contundente, solo ha emitido críticas tibias, con algunos ministros tildando el plan de «xenófobo» o asociando al PP con Vox. La ausencia de una reacción coordinada desde Moncloa sugiere que el PSOE evita confrontar un tema que divide a su electorado y donde el PP ha encontrado una batalla fácil con amplio apoyo popular.

Feijóo, por su parte, refuerza su discurso al señalar la inmigración ilegal como la «vía de entrada más rápida» a España, capitalizando el debate.

Sánchez, ni mucho menos muerto: el arte de sobrevivir

La ilusión de una caída inminente de Sánchez es, en este momento, más anhelo que certeza. El presidente ha mostrado una resiliencia política digna de estudio, esquivando escándalos y aprovechando las divisiones entre sus rivales. Los casos de presunta corrupción que afectan a su entorno, como la “trama Koldo”, han servido para desgastar desde la oposición, pero no han logrado derribar su pulso presidencial. De hecho, desde el PSOE se capitaliza cada desencuentro entre PP y Vox para reforzar la narrativa de un Gobierno estable frente a una oposición fragmentada.

Mientras tanto, Sánchez ignora los pronósticos pesimistas de sus adversarios y continúa jugando sus cartas: centra su atención en políticas sociales y el contexto internacional, evitando entrar en confrontaciones directas con una derecha dividida. Su resistencia es, en parte, resultado de la incapacidad de sus rivales para presentar una alternativa creíble y cohesionada.

Ruptura total: la derecha, un puzzle sin piezas

En las últimas horas, las tensiones han alcanzado un punto crítico: ruptura total. Las relaciones entre Génova y Bambú están atrapadas en un callejón sin salida, mientras que la ofensiva política para desalojar a Sánchez se ve eclipsada por un cruce constante de acusaciones entre Feijóo y Abascal. El líder popular acusa a Vox de adoptar una “oposición acomodaticia”, mientras Abascal responde tildando a Feijóo de “mentiroso” y sugiriendo que planea un pacto con el PSOE.

El PP ha dado instrucciones claras para centrar su mensaje en Sánchez y evitar distraerse con peleas cotidianas contra Vox. Sin embargo, esta estrategia tambalea ante el endurecimiento del discurso por parte de Abascal, quien busca posicionarse como la única oposición real al Gobierno. La dimisión reciente de figuras destacadas en Vox y los reproches internos proporcionan munición a Feijóo, quien no duda en señalar la “verticalidad” y el “monólogo” interno del partido ultra.

La consecuencia inmediata es que el sueño de una mayoría alternativa se aleja cada vez más. La incapacidad para articular un bloque unido hace que la supervivencia de Sánchez se vuelva más probable y convierte esta legislatura en un verdadero campo minado parlamentario para cualquier futuro gobierno popular.

Génova y Bambú: estrategias divergentes, objetivos compartidos

Ambos partidos comparten la obsesión por echar a Sánchez del poder, pero sus caminos son diametralmente opuestos. El PP busca proyectar una imagen sólida como partido “preparado y unido”, aumentando así el desgaste del Gobierno a nivel local mediante mociones en ayuntamientos y diputaciones para exigir ceses e denunciar lo que consideran un “infierno fiscal”. Por su parte, Vox opta por un discurso más radicalizado e simplista, dominando las redes sociales e imputando a los migrantes todos los males del país; esto les ha permitido recortar votos al PP especialmente en regiones como Murcia.

En esencia, la lucha por liderar la oposición es tan feroz como la batalla contra Sánchez mismo. Feijóo sabe que necesita a Vox para gobernar; sin embargo, su objetivo es minimizar su influencia para evitar que este partido acabe eclipsando al propio PP. Abascal sueña con erigirse como una oposición sin concesiones donde Vox pueda apretar las tuercas a cualquier ejecutivo popular.

El callejón sin salida: ¿hay margen para la reconciliación?

Actualmente, los canales entre PP y Vox permanecen cerrados. Las negociaciones presupuestarias en seis comunidades autónomas siguen suspendidas, y cualquier acercamiento parece inviable mientras continúe este tira y afloja lleno de reproches. El PP evita prolongar esta guerra verbal sabiendo que solo beneficia a Sánchez; no obstante, tampoco cede en sus críticas hacia la estructura interna de Vox ni hacia su falta de voluntad para asumir responsabilidades gubernamentales.

La historia reciente muestra que las concesiones del PP ante las presiones ultra no han satisfecho nunca a Vox; este partido siempre exige más. La posibilidad de nuevos pactos está suspendida sobre un hilo muy frágil; así pues, cualquier entendimiento parece aún muy distante.

Curiosidades y datos sobre el caso

  • El 83% de quienes reciben el Ingreso Mínimo Vital en España son nacionales, desmantelando parte del discurso antiinmigración dominante propuesto por Vox.
  • Sánchez ha sobrevivido ya más de doce mociones de censura y crisis internas; esto le ha valido el apodo informal de “superviviente político”.
  • Feijóo y Abascal no han tenido reunión presencial alguna durante los últimos seis meses pese a compartir objetivos declarados.
  • Las redes sociales son el principal canal movilizador para Vox; mientras tanto, el PP sigue apostando por medios tradicionales e institucionales.
  • En esta última semana, el PP ha iniciado una campaña enfocada en amplificar el desgaste hacia Sánchez debido a casos de corrupción en más de 8.000 municipios españoles.

La política española sigue siendo un tablero estratégico complejo; sin embargo, los jugadores parecen más centrados en disputarse las piezas que en dar jaque mate realmente. Mientras tanto, Sánchez continúa moviendo sus fichas mientras los ciudadanos esperan que algún día alguien logre hacerle jaque.

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