LA RETAGUARDIA

¡Yolanda confiesa que es corrupta y el gobierno también!

La vicepresidenta del Gobierno vuelve a tener una tarde de gloria definiendo involuntariamente como lo que es al actual Ejecutivo

En La Retaguardia de este miércoles 22 de octubre, Eurico Campano analiza con Rodrigo Villar, periodista de OK Diario, el significativo lapsus de la vicepresidenta Yolanda Díaz en el Senado diciendo que hay «Gobierno de corrupción para rato». Y es que la prensa nos despacha todas las mañanas una avalancha informativa de nuevos datos y evidencias de la montaña de corrupción que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez y el PSOE. Estará también en el programa Víctor Espinosa, candidato del Partido Nacional Libertario de Chile para abordar la situación política de ese país hermano en particular y de Hispanoamérica en general.

El penúltimo ridículo de Yoli

Yolanda Díaz ha dejado este martes una huella imborrable en el Senado. En plena sesión de control al Gobierno, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo respondía a una interpelación del Partido Popular cuando, en un giro inesperado, dijo: «Queda Gobierno de corrupción para rato», en lugar de «queda Gobierno de coalición para rato». Este desliz provocó risas instantáneas en el hemiciclo y los aplausos sarcásticos de la bancada popular, que rápidamente se pusieron de pie para destacar lo que muchos consideraron una revelación freudiana.

El error ocurrió en un contexto altamente tenso. La senadora del PP Alicia García Rodríguez había interpelado a Díaz con dureza sobre su postura frente a las investigaciones judiciales que afectan a Pedro Sánchez y al PSOE. Le preguntó si aún mantendría su compromiso de dejar el Gobierno si se confirmaba corrupción estructural en el partido socialista o si ya se había convertido en «una sanchista más» que valoraba más su sillón ministerial.

Lo que podría ser solo un episodio anecdótico cobró mayor relevancia por el entorno en que ocurrió. La senadora popular acusó a Yolanda Díaz de ser «avalista solidaria de las corrupciones del sanchismo» por su «silencio cómplice» ante las supuestas irregularidades en la financiación del PSOE relacionadas con el caso Koldo. García Rodríguez fue clara: «Usted es la cooperadora necesaria de un Gobierno acorralado por la corrupción», afirmó antes del lapsus verbal de la ministra.

Nadie pasó por alto este momento. El senador extremeño José Antonio Monago, quien tomó la palabra después para preguntar a la ministra de Defensa, Margarita Robles, comentó entre risas que la intervención de Díaz era «difícil de superar». Las redes sociales no tardaron en llenarse de comentarios y memes, convirtiendo su frase en trending topic durante varias horas.

La vicepresidenta intentó recuperar el hilo recriminando al PP que le importaba un «rábano» la corrupción y asegurando que el Gobierno seguirá adelante. Recordó que los populares votaron en contra de la propuesta para crear una oficina anticorrupción en España, lo cual, según ella, evidenciaba su «noción selectiva» sobre este tema. Sin embargo, sus argumentos fueron eclipsados por el desliz cometido minutos antes.

No es el primer tropiezo dialéctico

Las dotes oratorias de Yolanda Díaz han sido objeto de atención crítica en diversas ocasiones. Este mismo martes, durante esa misma sesión del Senado, cometió otro error al atribuir al PP la famosa frase «el dinero público no es de nadie», cuando realmente fue dicha por la exministra socialista Carmen Calvo en 2006. Esta confusión provocó protestas airadas entre los senadores populares, quienes le recordaron quién fue realmente su autora.

Este tipo de fallos no son novedad en la trayectoria política de la líder de Sumar. En junio pasado, Yolanda Díaz también protagonizó un lapsus memorable al afirmar que «en mi organización la tolerancia contra la corrupción es absoluta», cuando evidentemente quería expresar «intolerancia». Estos tropiezos verbales han alimentado las críticas sobre su capacidad para desempeñar el cargo de vicepresidenta segunda del Gobierno.

La tensión entre Sumar y el PSOE

El lapsus del martes ha reavivado el debate sobre cómo se posiciona Sumar ante los escándalos relacionados con el PSOE. La senadora Alicia García Rodríguez fue especialmente crítica al enumerar casos que deberían haber llevado a una reacción más contundente por parte de la vicepresidenta: «Nunca le ha preguntado a Sánchez sobre los negocios de su mujer ni sobre el rescate europeo o sus camaradas Ábalos, Koldo y Santos Cerdán (…) O sobre las bolsas de dinero que entraban y sobres que salían de Ferraz».

Desde el PP acusan a Yolanda Díaz de haber «mirado hacia otro lado» cuando salieron a la luz presuntas irregularidades vinculadas al presidente del Gobierno y su círculo cercano. También critican que haya mantenido su apoyo al Ejecutivo pese a cuestiones que deberían chocar con los principios programáticos de Sumar, como las controversias relacionadas con la Ley del Solo sí es sí o los fallos en las pulseras antimaltrato.

Desde Sumar defienden su postura argumentando que han sido pioneros en promover medidas anticorrupción y aseguran que el PP carece de autoridad moral para dar lecciones tras votar en contra de establecer una oficina independiente destinada a combatir esos casos. Yolanda Díaz llegó incluso a advertirles que si continúan así, «no volverán a gobernar».

Las interpretaciones del lapsus

Más allá del alivio cómico —o tensión— generado en el hemiciclo, el lapsus ha sido analizado desde diversas perspectivas. Para el PP y parte de la oposición, representa una «confesión freudiana» que revela lo que realmente piensa la vicepresidenta acerca del Gobierno al cual pertenece. Según esta interpretación, su error verbal pone al descubierto que ni siquiera Yolanda Díaz cree plenamente en el relato oficial sobre cómo han surgido los escándalos alrededor del presidente sin su conocimiento o participación.

Por otro lado, desde el entorno cercano a la vicepresidenta minimizan lo ocurrido y lo atribuyen a las presiones del momento y a lo duro del ataque recibido. Fuentes vinculadas a Sumar insisten en que Díaz ha sido clara al exigirle a Pedro Sánchez un “cambio radical hacia una regeneración democrática” y ha solicitado públicamente “reiniciar la legislatura”, aunque esas demandas no se hayan concretado aún ni hayan generado un distanciamiento real respecto al PSOE.

Lo cierto es que este lapsus se produce en un contexto delicado para el Ejecutivo. El caso Koldo continúa avanzando judicialmente, revelando nuevas informaciones cada vez más comprometedoras para altos cargos dentro del PSOE. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha determinado que los dos secretarios generales nombrados por Sánchez —José Luis Ábalos y Santos Cerdán— habrían mantenido durante años una presunta organización criminal dentro del partido.

A esto se suman reportes sobre pagos irregulares sin declarar que evidenciarían una posible caja B dentro del PSOE, así como investigaciones judiciales sobre Begoña Gómez, esposa del presidente. Como indicó el juez Peinado en su resolución del 2 octubre pasado, sería complicado pensar que ella pudo haber cometido los delitos imputados sin contar con algún vínculo directo con Sánchez.

Un Gobierno que se perpetúa pese a todo

El episodio vivido este martes ilustra una paradoja política: pese a todos los escándalos y crisis existentes, tanto Yolanda Díaz como Pedro Sánchez repiten constantemente que continuarán gobernando. La vicepresidenta dejó claro este mensaje durante su intervención, aunque fuera precisamente intentando decir “coalición” cuando pronunció “corrupción”.

Para sus detractores, esta insistencia por aferrarse al poder sin importar las circunstancias representa uno de los problemas centrales. Acusan a Yolanda Díaz de haber sacrificado los principios programáticos básicos de Sumar y su credibilidad política con tal de mantener su puesto ministerial. Lo que algunos medios han calificado como un autogol vendría a confirmar esa idea: pese a los numerosos sumarios abiertos contra el PSOE, parece primar más la supervivencia del Ejecutivo.

La imagen pública de la vicepresidenta —quien llegó al Gobierno como símbolo renovador y ético dentro de la izquierda— ha sufrido un duro golpe debido a su actitud frente a los escándalos relacionados con sus socios gubernamentales. Sus intentos por cerrar crisis limitándose a reclamaciones generales acerca de regeneración sin exigir responsabilidades concretas han sido vistos como complicidad tácita ante prácticas cuestionables que debería combatir activamente.

El lapsus ocurrido este martes quedará registrado como uno más entre esos momentos parlamentarios memorables capaces de trascender lo anecdótico. Cuando Yolanda Díaz pronunció “queda Gobierno de corrupción para rato” en lugar de “coalición”, no solo provocó risas e ironías; también generó titulares y reflexiones acerca del verdadero sentir de quien sostiene este Ejecutivo tan cuestionado.

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