El sistema político español sigue comandado por personajes de medio pelo

La hidra de siete cabezas que es este Estado insaciable

No quieren mejorar la educación, porque, así, entre mediocres, ellos parecen más listos

Si tienes con qué, tendrás por dónde, pero, si no, te darán por donde...

En este día grisote, invernal, se hace difícil preguntarle al Creador por motivos de alegría, puesto que ganan en el balance los de la tristeza: ya sólo pueden volar sin miedo los pájaros (salvo tiro al desgaire inesperado); el ministro del Interior nos dice que los de ETA, -esos criminales a los que él y Zapatero les dieron una preciosa tregua de más de dos años- están dispuestos a secuestrar o matar a alguien muy notorio; el Estado, -o sea, nosotros-, seguimos palmando pasta por un tubo, porque quienes nos gobiernan gastan un 78% más de lo que ingresan y siguen viviendo como si nada; hay muchos niños que, cuando miren sus zapatos el Día de Reyes, sólo verán suelas vacías, eso, si alguien no se los ha robado antes (no me extraña que aumenten los republicanos). Se cargaron el ladrillo, pero nos matan a ladrillazos; hablan del medio ambiente, pero dan subvenciones para el sector del automóvil, cambiando euros por chatarra.

La hidra de siete cabezas que es este Estado insaciable que chupa y chupa sin medida para engordar él solo, sigue comandada por personajes de medio pelo que no quieren mejorar la educación, porque, así, entre mediocres, ellos parecen más listos, sobresalen más; estamos en manos de controladores aéreos que ganan un millón de euros al año; cantamos villancicos porque eso es lo que se lleva, pero no porque la gente crea en el Nacimiento del Hijo de Dios; te dicen que hagas fiestas, pero, si bebes, te arrean unas que tiembla el Misterio y te quitan los puntos y la pasta.

El mundo sigue en manos de fanáticos y de asesinos, nutridos por quienes obtienen pingües beneficios vendiéndoles armas; los que dicen defender la vida, la asesinan en el vientre de las madres.

Si tienes con qué, tendrás por dónde, pero, si no, te darán por donde…

¡Niño nuestro que bajas del Cielo! Échanos una mano en serio, porque, a veces, te confieso que es difícil encontrar la luz, dar con el buen camino.

NOTA.- este artículo fue publicado originalmente en La Gaceta: «El Niño Dios y el buen camino«.

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