El reportaje, de cuatro páginas, refleja a un Artur Mas, mitad político mitad superhombre
Ganó Artur Mas en Cataluña y a Pilar Rahola se le olvidó que es republicana confesa y expresa. A la hora de comparar las lindezas del líder de CIU, la periodista y política no tiene reparo en hacerlo con el héroe medieval el Rey Arturo.
No es la primera vez que Rahola recurre a este monarca para equipararlo con Mas. En la biografía que ha realizado sobre el político catalán, ‘La máscara del rey Arturo’, utiliza el mismo recurso.
En un reportaje publicado este martes 30 de noviembre de 2010 —El rey Arturo llegó a Camelot— Rahola perfila emocionada a un político que después de ser destronado vuelve al lugar que le corresponde: la presidencia del Gobierno catalán.
Encontró, en su largo peregrinar, la copa del Santo Grial, esa que regenera cuerpos y almas. No hay ninguna prueba de ello, pero las 54 piscinas que se zampa en el DIR a las 9 de la mañana, sin otro respiro que el aliento, y con dos solitarias avellanas en el estómago, dan fe de la leyenda artúrica que lo acompaña. Este Rey Artur está hecho de la dura pasta de los monjes, y así llega, con austeridad monacal por el recorrido que va de su casa al gimnasio, sin otra compañía que su bolsa de gimnasia.
El reportaje, de cuatro páginas, refleja a un Artur Mas, mitad político mitad superhombre.
Cuando lo increpo a bocajarro –relájate, emociónate–, me mira como si fuera su peor consejero. No. No se emocionará hasta que no esté seguro de que la victoria es suficiente… después de dos golpes secos, este hombre está blindado emocionalmente.
El reportaje parece un capítulo más de la biografía que Pilar Rahola publicó, en abril de 2010, sobre el líder independentista «La mascara del rey Arturo» (La Magrana). La aceptación por parte del público no fue la que se esperaba. Por eso Pilar Rahola se frota las manos en La Vanguardia por la oportunidad que esta victoria le ofrece de hacer caja.