Currin ve fundamental que se legalice a la izquierda abertzale para poder iniciar un proceso de Paz en Euskadi

El abogado sudafricano y reconocido mediador en procesos de pacificación, Brian Currin, afirmó hoy que para poder iniciar un proceso de Paz, «abierto, transparente y estructurado», en Euskadi es «fundamental» que no haya partidos políticos ilegalizados.

Currin participó hoy en la Jornada ‘Nuevas perspectivas para la Paz en Euskadi. La contribución internacional’ organizada por la Diputación de Guipúzcoa en el Kursaal de San Sebastián y a la que asistieron unas 200 personas, entre las que se encontraban representantes del PNV como el ex lehendakari, Juan José Ibarretxe, o la ex consejera de Cultura del Gobierno vasco, Miren Azkarate, de Hamaikabat, como su presidente en Guipúzcoa, Martin Beramendi, del PSE, como su portavoz en el Parlamento guipuzcoano, Julio Astudillo, o Joseba Alvarez, de la izquierda abertzale.

En la sesión, además del abogado sudafricano, intervino el diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, y también Denis Haughey, cofundador del Partido socialdemócrata de Irlanda del Norte, Pierre Hazan, profesor de la universidad de Ginebra y William Weisberg, doctor en Psicología Social, quienes tomaron parte en una mesa redonda.

Currin expuso su perspectiva «personal» sobre el «conflicto» que se da en Euskadi y España, donde «no existe un proceso de paz» y hay que «emprender el camino» para poner en marcha el mismo.

El abogado puso como señales de «procesos exitosos de Paz» el Día de la Juventud, que hoy se celebra en Sudáfrica en memoria de la matanza de 1976 en Soweto, o el hecho de que ayer el primer ministro británico, Gordon Brown, pidiera «perdón» a las familias de los muertos y heridos en el ‘Domingo Sangriento’ de 1973.

A su juicio, los citados procesos requieren «un entorno propicio», para lo cual es «esencial» que «todos los partidos políticos, todas las partes implicadas en el conflicto sepan que hay que negociar», ya que sin una negociación las posibilidades de lograr la Paz «son bastante remotas».

NEGOCIACION

En este sentido, destacó que el Estado no puede optar por «la vía policial» para lograr la Paz. Al respecto, consideró que actualmente el Gobierno español «no tiene una razón que le empuje a la vía de la negociación» porque «cree que sólo aplicando la vía policial va a convencer al mundo, y a Europa, de que no existe ningún conflicto vasco», que la mayoría de los españoles «están de acuerdo con la Constitución» y que «la culpa es de unos extremistas con escaso apoyo».

Dijo que el Gobierno central «hace su propia guerra contra ETA con el apoyo internacional», frente a lo cual «el reto de los partidos vascos es convencerle de que existen buenas razones para confiar en lo que se está haciendo hoy en Euskal Herria e iniciar una negociación».

Además, se mostró «convencido» de que la izquierda abertzale «está intentando convencer a Madrid» y «han pedido al Gobierno que responda a su Declaración de Bruselas, en la que se llama a ETA a declarar el alto el fuego». «Se les puede convencer, pero hace falta confianza», apuntó.

A ello, añadió que la banda terrorista «aún no ha respondido» a ese llamamiento «públicamente» y «debe hacerlo, debe mostrarse convencida también de que no hay mejor solución que la negociación».

«El reto para todas las partes implicadas en el conflicto está en las manos de los demócratas de todos los espectros de Euskal Herria», afirmó, para añadir que «en ellos está la responsabilidad de crear un movimiento por la Paz» y «convencer a Madrid de que la solución no es otra».

Currin lamentó que todavía «no todos los partidos políticos están de acuerdo con eso, con que la negociación es la mejor solución» y destacó que, además, aceptar eso no basta, sino que se requiere «un compromiso sostenido y compartido» que «exige un grado de confianza» en todas las partes, así como que éstas crean que «la resolución es posible».

PRINCIPIOS

Por otra parte, consideró que previamente al inicio del proceso de negociación debe alcanzarse «una visión compartida y amplia» sobre los principios en los que deberá basarse el mismo, así como un «entorno propicio» que «mejore la confianza» entre las partes.

A su juicio, ello requiere de un «equilibrio de poder» que exige un «liderazgo maduro» por parte del Estado, principalmente, que deberá «volver a legalizar organizaciones ilegalizadas a las que se puso la etiqueta de terroristas, excarcelar a presos con cargos políticos fundamentales» que «deberán participar» en la negociación, y «suspender las principales leyes del Estado policial».

Además, consideró que el Gobierno debería «dejar de presionar a la oposición, incluso con juicios aún sin celebrar».

Tras comparar el acuerdo de Viernes Santo que dio inicio al proceso de Paz en Irlanda, con la Declaración de Bruselas, instó a los «líderes políticos implicados» en el «conflicto» a lograr «un apoyo amplio institucional», por parte del Estado, el poder policial y la Administración judicial, de manera que estos «acepten la entrada en un nuevo paradigma», así como por parte de quienes secundan la lucha armada que deberán «respetar» lo que dedican los líderes políticos.

«Euskal Herria debería tener un proceso de Paz abierto, transparente y estructurado, para lo cual es fundamental que las organizaciones políticas que representan a la parte de la ciudadanía que no está contenta con la situación actual estén legalizadas», afirmó, ya que, a su juicio, ése es el «objetivo crítico fundamental» que hay que abordar en estos momentos. «Hay un movimiento de bases fuerte que hay que aprovechar para lograr ese primer objetivo», insistió.

OLANO

Por su parte, Olano manifestó que Euskadi vive «un momento histórico» y «el debate y conclusiones» que resulten del mismo «condicionarán las próximas décadas».

Además, abogó por que quienes creen «indispensable profundizar en la cultura democrática» y que «Euskal Herria tiene derecho a decidir sobre su futuro», lleven a cabo un trabajo de «colaboración», de manera que «entre todos se pueda materializar un proceso democrático» que lleve a la consecución de la Paz, a lo que añadió que «no podemos resignarnos» y recordó que ETA es «un obstáculo insalvable para la continuidad de la actividad política de la izquierda abertzale».

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