Ibarra: «Cuando Canarias se queda con sus aguas territoriales es más pobre»

El ex presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha afirmado que «cuando Canarias se queda con sus aguas territoriales no es más rica, sino más pobre» al tiempo que ha admitido su preocupación ante el hecho de que en los últimos tiempo se está produciendo un debilitamiento del Estado frente a las Comunidades Autónomas.

Rodríguez Ibarra ha admitido durante su intervención en ‘El mundo que queremos’, acción que CajaCanarias organiza anualmente dentro de su programación del Otoño Cultural y con motivo de su centenario que le «interesa el futuro» del país.

El ex presidente extremeño recordó que vivió la transición y que en aquella época se tomó una decisión que permitió llegar hasta hoy «a todos juntos». A pesar de esto, ha subrayado que «nos cansamos con excesivamente rápido de estar juntos». «Empiezo a detectar que comenzamos a aburrirnos y a pelearnos», afirmó para defender que hay que «repetir lo sucedido en los 70 para seguir caminando otros treinta años».

Argumentó que en la transición había derecha, izquierda y nacionalistas catalanes y vascos. Así expuso que la derecha no renunció a sus principios, sino que metió en el cajón la parte más radical de su programa. «A cambio acepta vivir en una democracia de corte occidental», prosiguió para añadir que de igual forma la izquierda metió la parte «más bestia» de su programa. «No hemos nunca renunciado a ser un partido republicano, sino que olvidamos nuestra demanda republicana y el marxismo como método de análisis y aceptamos vivir en una democracia occidental», indicó para terminar diciendo que los nacionalistas «que eran dos, Convergencia y PNV» aceptaron meter parte de su programa en el cajón a cambio de «cierta diversificación que hasta ahora se negaba».

Rodríguez Ibarra ha subrayado que se fue capaz de apostar por el «pluralismo, la diversidad y descentralización». «El pluralismo era una apuesta segura porque es propia de los países más avanzados. Nos convertíamos de súbditos en ciudadanos. La segunda era más peligrosa, reconocer que nuestro país era diverso y tenía identidades diferentes», defendió.

«El modelo de descentralización ha sido un éxito y un milagro para regiones como Extremadura y Canarias», ha afirmado para proseguir explicando que se basaba en reconocer aspectos determinados como el idioma y que el Estado no perdía competencia sino que «era más fuerte cada vez».

Con este panorama, el ex presidente extremeño recalcó que le preocupa «que ha habido un desmelenamiento para tirar de la manta cada uno a su antojo y el resultado no es fortalecimiento del Estado y las Comunidades Autónomas, sino que se fortalecen Comunidades a costa del Estado». «Cuando canarias se queda con sus aguas territoriales no es más rica, sino más pobre. Puedo entender que Andalucía quiera el Guadalquivir y Canarias sus aguas; Extremadura con la energía nuclear… Todo será fácil de entender, pero al final el resultado va a ser más agua para Canarias, pero menos acero y menos electricidad. Los territorios cada vez serán más ricos y poderosos, pero se dará el debilitamiento de la estructura nacional».

REPENSAR

«Estamos en un sin sentido y sería fácil dar 20 competencias más al Estatuto canario, pero en otras comunidades pueden hacer lo mismo. El resultado será un Estado más débil y unos territorios más débiles. Mi propuesta es que sería necesario sentarnos otra vez y que los partidos fueran capaces de articular un pacto institucional como en 1976 y que dio lugar a la Constitución», ha expuesto para defender la necesidad de «repensar todo» para hacer posible «seguir conviviendo otros 30 años más juntos». «O somos capaces de pactar o terminaremos pegándonos», adelantó.

El socialista expuso que ante algunas demandas nacionalistas como la de Convergencia (CiU) sobre la financiación, se le puede recordar que dejó sus reivindicaciones durante la transición a cambio de tener más presencia en el Congreso. Así, apuntó que podría darse un aumento de las barreras electorales hasta el 5 por ciento con lo que desaparecerían las fuerzas de las Cortes.

De igual forma aclaró que «meter en el vacío a los nacionalistas no es bueno para el país», pero recalcó que él «los metería en el Senado, siempre que se reforme». «Los nacionalistas juegan a atacar aprovechando la debilidad de los partidos», ha apostillado.

Con referencia al nacionalismo canario, lo describió como «cosa de aritmética». «Si no hacen falta, no existen», ha afirmado para concluir que «el milagro es que no hayan existido nacionalista en toda España».

Rodríguez Ibarra compartió velada con el historiador Alvarez Junco que enunció la memoria como la reconstrucción mental de acontecimientos vividos en el pasado». «Es una definición razonablemente buena», dijo para apuntar que en principio sólo pueden tener memoria los individuos. A esto añadió la memoria derivada, la trasmitida por otros.

«La memoria individual deforma pero la tradición oral mucho más», prosiguió el experto que añadió la existencia de memoria de los monumentos, festejos, etc. «Eso es memoria histórica porque no hay memoria individual ni oral», indicó para describirla como «políticas de la memoria».

ROMPER LA BARAJA

Sobre la propuesta de Rodríguez Ibarra de repensar y volver a un pacto como el de la transición planteó Alvarez Junco que el pasado no tiene por qué repetirse. «Para renovar las bases del acuerdo habría que repetir el clima, donde todos se sentían débiles porque no tenían proyecto político la derecha mientras que la izquierda no tenía medios de coacción», dijo.

Así concluyó que actualmente «el acuerdo con el clima de tensión parece que es imposible». Además subrayó que excluir a los nacionalistas sería difícil porque «sería romper la baraja». Aquí sí admitió que la Constitución está obsoleta en lo referido a las CCAA.

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