El relevo en el Govern de Catalunya.

MADRID, 30 (OTR/PRESS)

Describe El Periódico de Cataluña que «una gran e imaginaria puerta giratoria dio ayer entrada a los 11 nuevos consellers de la Generalitat y salida a los 15 del anterior Govern». Y cuenta esta crónica que «no hubo reproches ni pullas. Regalos, sonrisas, buenas palabras, incluso entre quienes se han pasado los últimos cuatro años en sendas trincheras disparándose sin tregua. El caso más rotundo de los esfuerzos que dos personas pueden hacer para simular estima recíproca fue el de Joan Saura y Felip Puig». Y prosigue relatando que la jornada empezó en el Palau de la Generalitat, donde los titulares de las 11 conselleries del nuevo Ejecutivo prometieron su cargo. Ninguno imitó la fórmula de Artur Mas, con su promesa de fidelidad al pueblo catalán. Sólo tres tomaron posesión del cargo de forma personalizada. A la pregunta del president de si prometían cumplir con sus obligaciones, todos replicaron: «Sí, prometo». La flamante vicepresidenta, Joana Ortega, fue la primera en añadir algo: «Con la ayuda de Dios». Idéntica apostilla eligió la nueva titular de Justicia, Pilar Fernández Bozal, aunque ella dijo «ayuda» en castellano. El tercero en significarse fue el conseller de Salut, Boi Ruiz, quien agregó a su promesa: «Por mi honor». Después, los elegidos y sus familias departieron en el Pati dels Tarongers, y enseguida empezaron los traspasos de carteras. Se esperaba con cierta expectación el de Josep Lluís Carod-Rovira a Ortega. El Carod que sale del Govern nada tiene que ver con el que entró en éste en el 2003. Llegó el líder de Esquerra, artífice del mayor éxito del partido en las urnas, y se va un militante de base (que ha insinuado que dejará de serlo). El republicano fue extraordinariamente cordial con su sucesora, a la que regaló el libro «El Nadal que no vam tornar a casa», una recopilación de prosa y poesía que narra el inicio del exilio catalán en 1939, y un ramo de rosas. Luego, el ya exvicepresidente se despidió en Facebook: «Rosas rojas, libro del exilio y carta personal. Hecho el traspaso de poderes. Govern nuevo, vida nueva. Ahora ya se ha acabado. Empiezo un nuevo camino». Y felicitó las fiestas.

En Economía se presenció el encuentro de dos profesores que además son amigos, Antoni Castells y Andreu Mas-Colell. Se da la circunstancia de que hace pocas semanas fueron a almorzar juntos, de catedrático a catedrático. En tono distendido, antes de que se hiciera realidad, Castells le espetó a su interlocutor: «Tú tendrías que ocupar mi silla». Y así ha sido. Castells explicó que espera haber dejado el listón un poco más alto de lo que se lo dejó su antecesor, Francesc Homs Ferret, y que está convencido de que Mas-Colell lo dejará mucho más alto que él. Este expresó su satisfacción por recibir el traspaso por parte del «profesor Castells». No se descartaba que en Interior el traspaso se hiciera por correo electrónico, pero no. Antes de empezar a desmantelar la gestión de Joan Saura, que es lo que CiU lleva meses anunciando que hará, su sucesor, Felip Puig, llenó de elogios a su antecesor y recordó que tuvo «el honor» de completar «de forma ejemplar y modélica» el despliegue de los Mossos. A su lado, Saura, serio, subrayó que deja una área compleja: «Solo es noticia cuando hay problemas».

En Cultura se repitió la foto de hace cuatro años. Ferran Mascarell recibió el traspaso de cartera de aquel al que se la entregó, Joan Manuel Tresserras, un hombre al que se ve feliz por su próximo reingreso en la universidad, un remanso de paz en comparación con la vida interna del tripartito y de Esquerra, el partido que le hizo conseller y en el que ingresó como militante hace poco, en un gesto simbólico. También hubo flores en Salut, donde el ya titular, Boi Ruiz, entregó un ramo a Marina Geli, y Educació, cuya nueva cabeza visible, Irene Rigau, las recibió de Ernest Maragall. Entre leridanos, y viejos conocidos, marchó la cosa en Agricultura, donde Josep Maria Pelegrí vivió un relevo distendido con Joaquim Llena, el mismo que en campaña llamó «*gilipollas» a los nacionalistas. En la guerra, ya se sabe. Lo de Joaquim Nadal y Lluís Recoder, exconseller y conseller de Política Territorial i Obres Públiques, fue una explosión de buen rollo. Antes de verse en un despacho, lo hicieron en la red social Twitter. Por la mañana, Recoder escribió: «Salgo de casa como un ciudadano más, tras más de 11 años como alcalde. Pero sigo recogiendo bolsas de la calle». Nadal lo comentó: «Hombre, ciudadano-conseller ya nombrado en el DOGC. Pero esto dice mucho a favor del instinto de alcalde. Felicidades y buenos días».

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