Resulta paradójico- añade Ezkerra – que quienes acusan al Gobierno de Patxi López de blando con ETA, guarden ahora silencio
Por encima del estruendo de los tambores y barriles que los donostiarras percuten con todas sus fuerzas cada 20 de enero cuando conmemoran la respuesta de sus ciudadanos a la invasión francesa, este año la voz del obispo de la ciudad se elevó por encima de la Tamborrada al hablar durante su homilía que el perdón y la misericordia son las mejores armas para combatir «la espiral de violencia».
A estas palabras del religioso, el columnista Iñaki Ezquerra responde que, a su juicio, están haciendo referencia a un proceso de paz que hoy sólo avalan ETA y Batasuna. En un artículo publicado en El Correo (–Munilla– lunes 24 de enero de 2011) el escritor replica a las palabras del religioso diciendo que el freno lo ponen «el Estado de Derecho con cultura democrática y la ‘Poli de Rubalcaba».
Ezkerra recuerda cómo José Ignacio Munilla llegó a San Sebastián «con la aureola (imprescindible) del rechazo nacionalismo», pero ahora sospecha que le pase lo mismo que al que fuera obispo de Bilbao Ricardo Blázquez.
«Después de aterrizar en Bilbao con una oposición semejante (a la de Munilla en San Sebastián), acabó arrancando, a su marcha, las lágrimas de las emakumes (mujeres nacionalistas vascas) de los batzokis (sedes del PNV). De «un tal Blázquez» pasó a «nuestro Blázquez»…»
El escritor y analista político continúa su artículo recordando que
«A ese Estado constitucional y aconfesional surgido en 1978 le compete la persecución del delito, no del pecado, que es cosa de Dios y de Munilla».
Al texto de Ezkerra no tardó en responder la prensa afín a los terroristas defendiendo al obispo que publicó Gara con el título: De la ira de Ezquerra no se libra ni Munilla.
«Iñaki Ezquerra se ha engorilado del todo y ya no se libra de sus iras ni el mismísimo obispo Munilla».
Con un escueto «no me digan que no es gracioso el tío», el autor del artículo zanja el debate entre Constitución e Iglesia, entre Estado de Derecho y Sacramento de Penitencia que crea Ezquerra bajo su firma.