El parlamentario de UPyD en el Parlamento vasco, Gorka Maneiro, ha advertido de que con Bildu «gobernando en media Euskadi», puede reproducirse «el ambiente mafioso» que existió en el País Vasco en las décadas de 1980 y 1990. Además, ha advertido de que ETA está «a la espera» para decidir si vuelve a atentar en función de si hay avances hacia sus objetivos políticos.
Maneiro, en una rueda de prensa en el Parlamento vasco, ha lamentado este martes el «problema ético» que supone el hecho de que una formación como Bildu haya obtenido cerca de 300.000 votos en las pasadas elecciones, sin haber «condenado la historia de ETA», ni reclamado su disolución.
A su juicio, esta situación «no se da en un país normal». «No es normal que un partido de estas características vaya a gobernar media Euskadi», ha afirmado. El representante de UPyD ha lamentado que el Tribunal Constitucional diera el visto bueno a la concurrencia de Bildu a las elecciones del 22 de mayo, así como que determinadas formaciones «le hicieran la campaña».
También ha criticado que no se haya alcanzado un pacto entre el PSE-EE, el PP y el PNV para evitar que la coalición accediera al gobierno de instituciones en las que no tenía la mayoría absoluta, como el Ayuntamiento de San Sebastián.
«Sabemos a quien agradecerle todo esto: al Tribunal Constitucional y a la mayoría de partidos vascos, que han hecho la campaña a Bildu, presentándolo como al que iba a traer la paz, como a verdaderos demócratas», ha manifestado.
CRITICAS A LOPEZ
Maneiro ha personalizado sus críticas en el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y en el lehendakari, Patxi López. Al primero, le ha reprochado que haya realizado «una campaña a favor de la legalización» de la izquierda abertzale. Respecto a López, ha censurado que, antes de las elecciones, «dijo que esta gente había cambiado y aceptado la democracia, lo que es falso».
En su opinión, se ha producido un «retroceso», con «Bildu gobernando media Euskadi» y ETA «a la espera de acontecimientos». Maneiro ha explicado que la banda, a pesar de haber decretado un alto el fuego, «no ha desaparecido» porque pretende «presionar» a favor de sus objetivos políticos, entre ellos la independencia del País Vasco.
El representante de UPyD Considera que la organización terrorista está a la espera para observar las decisiones políticas que se adoptan, de forma que «en función de si éstas le gustan o no, decidirá si vuelve a actuar». Maneiro ha indicado que la banda «ha cambiado de estrategia», optando por «meter a Bildu en las instituciones» para que la coalición defienda desde allí sus aspiraciones políticas.
No obstante, ha alertado de que ETA sólo «desaparecerá» si se aceptan sus objetivos. «Esta parada pero vigilando; el chantaje continúa», ha añadido. Maneiro ha asegurado que «por eso Bildu no ha exigido la desaparición de ETA».
BANDERAS
En opinión del representante de UPyD, la coalición formada por independientes cercanos a la izquierda abertzale, EA y Alternatiba puede ser una formación «legal», aunque no es «democrática». Maneiro ha argumentado esta afirmación destacando que no se puede considerar democrática a una organización «que no condena ni pide la desaparición» del terrorismo.
Además, tras recordar las «amenazas» que se han producido en ayuntamientos en los que Bildu no ha logrado gobernar, ha advertido que los principales problemas se producirán en los próximos meses. Maneiro ha alertado de que la coalición aprovechará su presencia institucional para «incumplir la legalidad vigente», como la Ley de banderas.
También ha advertido de que Bildu hará «apología de la historia de ETA» y emprenderá campañas a favor de los presos de la banda, así como en defensa de la independencia. En este contexto, ha asegurado que «reproducirá el ambiente mafioso» de las décadas de 1980 y 1990 en determinados municipios del País Vasco.
El parlamentario de UPyD ha lamentado que todo esto se produzca «dos años después de la llegada del gobierno del cambio» del PSE. Maneiro ha lamentado que López haya «hecho campaña a favor de la legalización de Bildu» y ha defendido la necesidad de que «los no nacionalistas alcen su voz» y planteen «un discurso sin miedo».
