El grupo incumplió el pacto que se había alcanzado el martes con el Ayuntamiento de Barcelona
Más de 500 mossos y alrededor de un centenar de agentes de la Guardia Urbana han procedido en la madrugada de este 30 d ejunio de 2011 al desalojo de la acampada de la plaza de Catalunya en una operación conjunta.
Alrededor de las 02:15 de la madrugada, varias decenas de furgones policiales han rodeado la plaza y a través de un megáfono la policía catalana ha advertido a los acampados de que disponían de un plazo de 15 minutos para abandonar el lugar.
Tras recordar a los concentrados la ordenanza sobre la utilización del espacio público, les han avisado también de que les objetos de valor que quedaran en la plaza serían intervenidos. El abandono de la acampada por parte de quienes todavía ocupaban el lugar, alrededor de una cincuentena de personas, se ha producido sin ningún incidente.
Algunos de los indignados, unas 15 personas, permanecían en la plaza sobre las 3 de la madrugada sin oponerse al trabajo de los servicios de limpieza, que se han presentado con 40 camiones y con gruas dotadas de cestas para desmontar las plataformas instaladas en los árboles.
Finalmente, sobre las 3.25 de la madrugada, los últimos miembros de la acampada han abandonado la plaza de Catalunya.
Incumplimiento del acuerdo alcanzado el martes
El Ayuntamiento de Barcelona decidió ayer, miércoles, pasar a la acción tras agotar la vía del diálogo con los jóvenes que mantenían el campamento en la plaza de Catalunya. Los jovenes incumplieron el miércoles el pacto alcanzado la víspera y no desalojaron el espacio público.
La vía municipal ya no era otra que la del desalojo. El conseller de Interior, Felip Puig, se mostró favorable a ello y confirmó en Catalunya Ràdio que ya el martes el consistorio le pidió apoyo para llevar a cabo la operación.
El acuerdo al que se había llegado con la Guardia Urbana consistía en que los acampados desmontarían las carpas y los tenderetes y, a cambio, el Ayuntamiento les facilitaría un módulo prefabricado para usarlo de punto de información en la plaza. Pero lo acordado el martes por la tarde y discutido en asamblea de madrugada no fue acatado ayer por la mañana, cuando debían empezar a despejar la plaza.
Caseta de ida y vuelta
A las diez y media de la mañana llegaron los camiones del servicio municipal de limpieza, para facilitar la recogida de trastos. Pero la situación fue esperpéntica: apenas unas decenas de jóvenes cargaron basura y algunos palos en los camiones, seguidos por los medios de comunicación y por los trabajadores de limpieza del Ayuntamiento.
Durante la mañana no faltaron las discusiones internas, ya habituales en el grupo. A media mañana, la Guardia Urbana comunicó a los acampados que hasta que no se produjera la limpieza total, no facilitaría el módulo.
El esperpento siguió por la tarde, cuando apareció el módulo prometido pero no fue del agrado de los acampados, que lo consideraron demasiado pequeño. Tampoco se pusieron de acuerdo sobre dónde ubicarlo. A los pocos minutos, la caseta se fue por donde había llegado.
La jornada de ayer fue la que colmó la paciencia de las autoridades policiales. Parecía que el hecho de desmontar el mismo martes dos de las casetas era un indicio positivo. Pero en un grupo tan reducido como inconexo cualquier intento de decisión parece una quimera.
El movimiento de los indignados decidió hace semanas desvincularse de lo que sucede en la plaza de Catalunya a la vista de la degradación de la zona y de los incumplimientos de la decisión de abandonarla.