El secretario general saliente de ERC, Joan Ridao, se ha despedido de la militancia en el Congreso que el partido celebra en Girona apelando a la unidad de las bases y recalcando que no hay más margen para la luchas internas que han caracterizado al partido en los últimos años.
Ridao, que no repetirá al frente del partido en las generales y que ha quedado apartado de la nueva Ejecutiva, se ha despedido con un enigmático: «ERC es el partido en el que serviré siempre. No es un adiós ni una despedida, es un hasta pronto».
Emocionado en ocasiones, ha dicho adiós a la secretaría general fiel a su discurso, rechazando frentes patrióticos con otras formaciones, y defendiendo un independentismo «gradualista», que tenga claro que sin vocación social y mayoritaria nunca llegará a ninguna parte.
En la misma línea que Puigcercós, ha lamentado la división interna del partido, que ha atribuido a una «cultura interna enquistada en que la minoría no acepta la decisiones de la mayoría», y ha pedido a la nueva dirección que borre cualquier sombra de fragmentación.
REIVINDICA EL TRIPARTITO
En cambio, a diferencia del presidente saliente del partido, ha asegurado –en alusión al tripartito– que el electorado no ha impugnado la estrategia que ha seguido ERC, sino que ha castigado al partido «por lo que no ha hecho o lo que ha hecho mal».
Según Ridao, ERC no debe pedir «perdón» por haber formado una alianza de izquierdas en la Generalitat, y ha interpretado que el partido ha retrocedido por haber perdido el pulso de la calle ante un electorado que le ha dado la espalda.
Ha pedido para la nueva etapa de ERC que «no se trata de ser más de izquierdas que nunca», sino de formular una proyecto socialdemócrata moderno, alertando tanto del déficit fiscal catalán, como de las injusticias sociales.
