Gobierno vasco dice que no se puede permitir una justicia que renuncie a la perspectiva de las víctimas del terrorismo

El viceconsejero de Universidades e Investigación del Gobierno Vasco, Pedro Luis Arias, ha señalado que «no podemos permitir una justicia que renuncie a la perspectiva de las víctimas provocadas por el totalitarismo terrorista». Asimismo, ha destacado que la sociedad vasca, «enferma por las secuelas de años de terrorismo etarra, precisa, para su adecuada sanación, colocar a las víctimas en el centro».

De esa manera, «frente a la tentación de olvidar con rapidez», el representante del Gobierno vasco ha reivindicado «una memoria que no nos condena a un pasado doloroso, sino que nos permite construir un futuro mejor para todos».

Arias ha realizado estas declaraciones en el acto de entrega del I Premio de Investigación Victimológica ‘Antonio Beristain’, concedido a la investigadora en Análisis y Prevención del Terrorismo de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid Agata Serranó, por su trabajo titulado «La lucha social contra el terrorismo: testimonio de algunas víctimas de ETA».

Esta iniciativa, enmarcada en el encuentro internacional sobre justicia victimal que se desarrolla el jueves y viernes en el centro Carlos Santamaría de la UPV, también ha contado con la presencia del director de la Cátedra Antonio Beristain sobre terrorismo y sus víctimas de la Universidad Carlos III y director general de apoyo a las víctimas del terrorismo del Ministerio de Interior, José Manuel Uribes, entre otros.

En su intervención, el viceconsejero de Universidades ha señalado que en el ordenamiento constitucional, las penas impuestas por los tribunales de justicia «deben velar por el delincuente e intentar su reinserción social». «Cuantas veces a la ciudadanía nos cuesta digerir esta previsión constitucional profundamente humanizadora y, sobre todo, en los casos en que los crímenes resultan execrables», ha añadido.

Por contrario, según ha dicho, «podría parecer que la perspectiva de la víctima resulta más fácil de encajar dentro del proceso de construcción de búsqueda de justicia» y, sin embargo, esa percepción resulta «equivocada».

En su opinión, «una vez superadas las tentaciones más bárbaras, aunque quizá humanamente comprensibles», se plantea «permanentemente la dificultad» de «cómo conciliar los legítimos derechos de las víctimas con los de la sociedad».

«En el País Vasco, ello es de vital importancia», ha destacado, para añadir que «no podemos permitir una justicia que renuncie a la perspectiva de las víctimas provocadas por el totalitarismo terrorista».

DESARMAR LA SINRAZON DE ETA

En este sentido, ha señalado que «nadie va a devolver a la vida a los asesinados, ni reparar las consecuencias más dramáticas de lo acontecido», pero ha destacado que «sí podemos y debemos construir el relato de lo acontecido» y «establecer las bases de nuestro futuro colectivo, desarmando definitivamente las sinrazones de quienes hoy parecen dispuestos a abandonar la violencia por mor de su ineficacia y no por una conversión ética sustancial».

A su juicio, «una sociedad enferma por las secuelas de años de terrorismo etarra precisa, para su adecuada sanación, colocar a las víctimas en el centro». De esta manera, «tal y como defendía» Antonio Beristain, ha indicado que «las víctimas son la expresión más contundente de lo que nunca debió ocurrir, el principal acicate para que la barbarie acabe expulsada de nuestra convivencia y también merecedoras de cuanta verdad, justicia y reconocimiento y memoria podamos ofertarles».

Por tanto, «frente a la tentación de olvidar con rapidez», ha reivindicado «una memoria que no nos condena a un pasado doloroso sino que nos permite construir un futuro mejor para todos».

Según ha dicho, procesos sociales y políticos recientes o por acontecer en el próximo futuro «han puesto o van a poner de manifiesto la débil memoria de una parte de la ciudadanía de este país».

Por ello, ha considerado que las administraciones públicas, universidades, movimientos sociales y asociaciones de víctimas, entre otros, resultan «imprescindibles» para «combatir la desmemoria que pretende construir un futuro percibido como confortable pero que deja las heridas sin cerrar».

De esa manera, ha destacado que el premio que concede el Instituto Vasco de Criminología de la UPV y que cuenta con la colaboración del Gobierno vasco, «quiere reconocer un trabajo y animar a la producción de otros similares que permitan el desarrollo de una justicia con memoria victimas y restaurativa».

LEY DE VICTIMAS

Por su parte, Uribes se ha referido al anuncio del cese definitivo de la violencia de ETA, que, a su juicio, «tiene que ver con su derrota, con la victoria del estado constitucional de derecho y las víctimas del terrorismo». También ha destacado que el apoyo a las víctimas sea través de la recién aprobada Ley de las víctimas, que ha calificado como «la mejor ley en el mundo de reconocimiento y apoyo a las víctimas del terrorismo».

Uribes ha destacado la figura de Antonio Beristain, a quien le unía una amistad, y ha subrayado su compromiso con las víctimas y su amor al País Vasco aunque no era nacionalista. «No fue equidistante ni ambiguo, pero tampoco fue sectario, ni defendía penas ni tratos degradantes para los victimarios», ha dicho.

Ha recordado que Beristain «denunció públicamente la hipocresía de la jerarquía católica vasca, incapaz de estar al lado de los más débiles, de las víctimas del terrorismo». «Nunca dudó de ningún demócrata, ni estableció jerarquías en el lado de las víctimas», ha añadido.

Por su parte, Agata Serranò ha explicado que su trabajo de investigación, basado en entrevistas a las víctimas del terrorismo de ETA, «es contra la impunidad y también a favor del reconocimiento social y político de las víctimas de terrorismo».

Según ha dicho, toda la sociedad tiene responsabilidad «pública y colectiva» con las víctimas, la de «distinguir quien es víctima y quien victimario», para «no dar impunidad jurídica, social y política al terrorista, muy dañina para toda la sociedad pero sobre todo para las víctimas». En su opinión, éstas «se verían nuevamente victimizadas no sólo por el entorno terrorista, sino por una sociedad que tácita o no tácitamente estaría legitimando el terrorismo».

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