Cuando hace unos días en el marco de la «Operación Púnica» aparecía el Instituto Tecnológico Agrario dependiente de la Consejería de Agricultura de Castilla y León de la que es titular la segoviana Silvia Clemente Municio (Pedraz, septiembre 1967), a nadie le extrañó en la citada comunidad autónoma que la susodicha se viera envuelta en tamaño escándalo. Al fin y al cabo es una dirigente política en permanente sospecha.
Clemente siempre ha estado bajo la sospecha, incluso cuando accedió al «funcionariado» de la administración autonómica, según medios políticos de la provincia de Segovia.
Aupada políticamente por el que fuera vicepresidente de la Junta y secretario general del PP castellanoleonés, Jesús Merino, también imputado dentro del marco de la «Operación Gürtel», Silvia Clemente , llegó pronto a puestos de responsabilidad en el gobierno autónomo de Castilla y León siempre bajo el marchamo del escándalo desde las presuntas irregularidades en materia de dinero -compras, almuerzos con la familia, nepotismo, etc…-como en una nefasta gestión que se resumen en los famosos «Topillos».
Ello, al margen de su prepotencia, mala educación y soberbia que no se compadece en modo alguno con su talento político y sus capacidades técnicas. Su primer marido ya apareció también aparejado a la «Gürtel» en el Ayuntamiento de Boadilla del Monte. ¡Todo queda en casa!
Clemente es noticia estos días porque el Instituto Agrario de Castilla y León, al frente del cual ha puesto a una intima amiga suya, María Jesús Pascual Santa Matilde, viceconsejera de Desarrollo Rural, también segoviana que entre otras cosas utiliza diariamente el coche oficial para trasladarse desde Segovia a Valladolid sin importarle el coste al contribuyente, ha firmado dos contratos sospechosos por valor de 5,7 millones de euros con la empresa «Cofely España». —Silvia Clemente se niega a dimitir por los contratos de Castilla y León con la ‘Púnica’—
Al frente del gabinete de prensa aparece Raúl Rodríguez Cuadrado uno de los más estultos ganapanes que se pueda encontrar a lo largo de la amplia meseta castellana. Sus argumentos en defensa de su jefa y vicejefa no hacen otra cosa que provocar risa y chacota entre la concurrencia.
Lo que resulta realmente pasmoso es que esta señora -repleta de irregularidades allá por donde mires- sea la presidenta del Comité de Derechos y Garantías del PP en Castilla y León como si su presidente Juan Vicente Herrera no supusiera el pelaje de la segoviana.