La sorprendente rectificación de La Vanguardia tras el editorial de este 10 de noviembre de 2015 criticando a Junts pel Sí y muy particularmente a Convergència Democràtica por tramitar una resolución maximalista y rotundamente inconstitucional «a cambio de nada» resulta indefendible teniendo en cuenta que el diario del Conde de Godó ha venido alentando la locura separatista desde la etapa de José Antich (2000 a 2013) con su silencio cómplice a cambio de prebendas.–Editorial de ‘La Vanguardia’: Por la rectificación—
«Quienes han auspiciado el error del 9 de noviembre [de 2015] deberían reflexionar urgentemente sobre ello y propiciar, lo antes posible, una inteligente rectificación», afirmaba el editorial del diario catalán que se las ve negras ante la inminente claudicación de Convergència a manos de las CUP. Y esa rendición es la que no entraba en los planes de un periódico que ha vivido confortablemente a la sombra del poder convergente.
Cada portada de La Vanguardia ofrendada a Mas vale su peso en ayudas y subvenciones. Aquella de la etapa Antich de la diada de 2012 titulando ‘¡Catalunya dice basta!’ no invitaba precisamente a la moderación y el diálogo que ahora pregona.
Pero detrás de ese apoyo había un suculento negocio: 5,5 millones de euros en ayudas para su edición en lengua catalana más otras subvenciones (en total, 2,5 millones) para «fomentar el espacio de comunicación catalán».
Tras la Diada del 2012 Antich creyó que un adelanto electoral otorgaría a Mas una victoria aplastante. Pero se equivocó porque CIU se dio un batacazo espeluznante y perdió hasta 12 escaños. Hasta El Periódico de Cataluña se permitió humillar a La Vanguardia con un duro editorial en el que se preguntaba: «¿Tan jugosas son las prebendas como para acarrear tamaño sometimiento editorial [a Mas]?»
Godó vio que su negocio tambaleaba y ofreció la cabeza de Antich a Moncloa a cambio de colocar al monárquico Marius Carol como señal de buena voluntad. No lo hizo por España ni por frenar el irredentismo. La muestra es que la radio del grupo, Rac 1, no moderó ni por un segundo su línea editorial separatista.
Los micrófonos de Rac 1 irradian separatismo las 24 horas del día. Allí se pudo escuchar a personajes como Joan Oliver, ex director de TV3, decir que «todos los españoles eran unos chorizos por el hecho de ser españoles» sin que se le invitara a marcharse.–Ex director de TV3: «Los españoles son chorizos por el hecho de ser españoles»—
Carol también fue cómplice de la deriva mesiánica de Mas. Apenas un alambicado editorial de octubre de 2013 titulado ‘¿Quién le teme a los moderados?’ en el que pedía «una vía de diálogo». Un pellizco de monja. Luego vino el 27-S y la constatación de que el experimento de Junts pel Sí, patrocinado por La Vanguardia, había sido un fracaso.
Y el periódico, en lugar de pedir perdón por alimentar al Frankenstein de la sedición, intenta salvar a Mas de las garras antisistema. Pilar Rahola, desesperada, dice que Convergència está tocada y pide su refundación para limpiar al partido de pujolismo.
Enric Juliana, desolado, advierte que el número de catalanes cansados de la fuga hacia delante aumenta día a día y que en estos momentos, «el independentismo no tiene el 48%».
Y la directora adjunta M. Dolores García, la primera en constatar que Mas no tenía el apoyo de sus consejeros, sentencia que «un año gobernando con ERC y dependiendo de los anticapitalistas para aplicar un plan de independencia exprés se antoja algo así como intentar subir al Everest en plena tormenta».
Al ver a Mas tocado de muerte, La Vanguardia ahora pide una rectificación en forma de editorial porque ve que Raül Romeva –el tonto útil de Junts pel Sí– puede ser la llave para desatascar la negociación con la CUP. Toda fórmula de acuerdo en la que no aparezca Artur Mas es devastadora para las cuentas del diario de Godó. De ahí esa rectificación poco creíble que puede que haya llegado demasiado tarde.