El ‘vuelva usted mañana' de Baños a Mas en el Parlament lleva dentro el odio a la burguesía del 'nosotros en catalán, el castellano para la chacha'
Hace unos días Salvador Sostres estaba cenando en el Vía Veneto, una cena magnífica con trufa blanca, angulas, con unos amigos fantásticos. Y la mujer de un amigo suyo, al salir el tema catalán, lamenta: «es que estamos ahogados, es que no se puede estar peor, vivimos fatal porque el dinero se lo lleva Madrid…».
En ese momento, Sostres, que no se creía lo que estaba escuchando, pidió al dueño del local que se acercara y le dijo: «Esta señora dice que está fatal, dígame, ¿le ha puesto poco trufa a la señora?, ha pasado algo que me he perdido…».
El relato que Sostres le contaba a Carlos Herrera en la COPE describe lo que estamos viviendo en Cataluña: la burguesía de la trufa blanca y el 3 por ciento, antiespañola por la cuenta de resultados que le toca, hoy teme perder sus privilegios por culpa de los revolucionarios del piercing y la sandalia que van muy en serio. «Estos no son como los nuestros, estos odian de verdad y van a por nosotros», murmuran en privado. Andorra nunca quedó tan lejos.
Los 21 funcionarios directamente señalados por el Gobierno en su recurso https://t.co/W5wpASXCfP pic.twitter.com/qxZAZ2jm5i
— Europa Press (@europapress) November 11, 2015
Antonio Baños, el líder de los bárbaros que amenazan con dejar Cataluña sin trufa blanca, lo dejó escrito en su muy recomendable libro ‘La rebelión catalana’. Entre los motivos que enumera para la independencia destaca uno muy claro que no deja lugar a dudas: «Para que desaparezca CiU. No más partidos redentores que defiendan Cataluña en Madrid». Para redentores, ya están ellos.
El ‘vuelva usted mañana’ de Baños a Mas en el Parlament lleva dentro el odio a la burguesía del ‘nosotros en catalán, el castellano para la chacha’, los Polo, el Ecuestre, el Bocaccio y el Via Veneto en el que cena Sostres, el mismo que abandonó las filas del independentismo cuando su chacha lo mandó a tomar por saco en perfecto catalán.
Para ellos, la ‘desconexión’ haría que ser catalán «sea tan aburrido como cualquier otra cosa». Y eso la burguesía de la trufa blanca no puede permitírselo. Un separatista convergente no puede vivir un sólo día sin citarse con la historia.
Pero es que a la historia le gusta dar vueltas a la manzana. Al catalanismo del 3 por ciento le ocurre lo que al catalanismo conservador de la Lliga con la llegada de los bárbaros de Esquerra Republicana en la II República: un catalanismo revolucionario que le comió la tostada en los años treinta (hasta que llegaron los anarquistas y los comunistas y se los merendaron a tiros).
Esta es la triste imagen que estamos dando desde Cataluña. Un poco de #Humor pic.twitter.com/m4BVL5HdyM
— Soc. Civil Catalana (@Societatcc) November 11, 2015
Al igual que la Esquerra de los años de la República, la CUP se niega a reconocer la paternidad del catatónico catalanismo conservador. No quieren el oasis sino plantar alcachofas y poder vivir sin ducharse.
Que Artur Mas se arrodille pidiendo clemencia ante el perroflautismo evidencia la descomposición de Convergència y la desolación de Rahola y Juliana. Eso es lo que quiso decir el editorial de La Vanguardia: por este camino, nos quedamos sin trufa blanca.
@lbalcarce