«El aumento insoportable de la violencia interna dentro del partido en Castilla y León y el abuso de poder y persecución política y organizativa por parte de la directiva autonómica que están sufriendo la secretaría y el consejo salmantinos», así de duro y contundente es el comunicado de Podemos Salamanca, cuya cúpula dimite en bloque alimentando la crisis nacional del partido de Pablo Iglesias —La crisis interna de Podemos dificulta el pacto con el PSOE para meterse juntos en La Moncloa–.
Llama la antención que no solo se trata de discrepancias entre una dirección autonómica y una municipal, sino que se habla de «violencia», un concepto que parece siempre alejado de los conceptos políticos, pero que tampoco sorprende en el partido podemita si a la hemeroteca de su líder supremo se atiende —[VÍDEO] La versión macarra de Pablo Iglesias: «Como político universitario me rompí un hueso de la mano al partirle la cara a un grupo de lúmpenes»–.
Precisamente también de Pablo Iglesias se queja la cúpula salmantina, por «abandono», mientras Pablo Hernández, portavoz de la formación en el Parlamento autonómico, se lleva el centro de las críticas y la responsabilidad directa de la dimisión en bloque.