Los plenos en el Ayuntamiento de Cádiz, con ‘Kichi’ como alcalde, empiezan a convertirse poco menos que en un circo peligroso.
Al primer edil de la marca blanca podemita en la ciudad de la Tacita de Plata no le gusta eso de que le lleven la contraria y sus acólitos están perfectamente instruidos en el arte de azuzar a quienes le tumben cualquier iniciativa.
Esta vez ha sido el rechazo a los presupuestos municipales lo que ha desatado la polémica. El 1 de julio de 2016 se celebraba el pleno del Ayuntamiento de Cádiz y cuando el PSOE daba por rechazados los presupuestos, un asistente desde la zona del público, número 13 de la lista de Podemos, a voz en cuello, se dirigió en estos términos al portavoz socialista, Francisco González:
Tendrás que ir con escolta por la calle.
Por supuesto, el amenazado pidió el inmediato amparo del alcalde, pero ‘Kichi’ sólo acertaba a pedir repetidamente «silencio en el salón de plenos».
González, en un comunicado de prensa remitido a los medios, expuso que:
No vamos a permitir permanentes insultos e intimidaciones en nuestro derecho de expresión en los debates plenarios y en el libre ejercicio de nuestro voto. Este es el resultado del clima de crispación y polarización que este equipo de gobierno está provocando en la ciudad. Que sepan que no van a silenciarnos ni a impedir que llevemos a cabo nuestra labor de oposición. A lo largo de este año, y desde el siguiente día a las elecciones municipales, los socialistas hemos soportado amenazas e insultos de integrantes y simpatizantes de Podemos, lo que va en contra de toda normalidad democrática. Hoy, se nos ha llegado a acusar incluso de reunirnos con la oposición. Nos preguntamos si son ellos los que deciden con quién podemos hablar o si es que nos espían. Nos gustaría también dialogar con el equipo de gobierno, que es lo lógico y normal, pero hoy se ha vuelto a demostrar que con ellos sólo funcionan con el ‘conmigo o contra mí.
Posteriormente, ‘Kichi’ se ha parapetado en su grupo de Gobierno para que sea éste quien condene los hechos acaecidos en la sesión plenaria y convocando a los grupos políticos a una reunión para atajar estos incidentes. Como siempre, poniendo una equidistancia entre amenazador y amenazado.
