España sufre la tormenta demográfica perfecta: emigración, envejecimiento y baja natalidad

El 75% de los bebés que nacen en Melilla son musulmanes: el sábado nacieron 15 marroquíes y un solo español

El cambio demográfico y cultural en Ceuta y Melilla puede dar lugar a la aparición de "cisnes negros", amenazas imprevistas para la seguridad nacional

El 75% de los bebés que nacen en Melilla son musulmanes: el sábado nacieron 15 marroquíes y un solo español

Ceuta y Melilla predispuestas cultural y religiosamente a la "marroquinización", y una España debilitada internamente por conflictos separatistas, por la polarización política o por la vulnerabilidad económica

España sufre la tormenta demográfica perfecta: emigración, envejecimiento y baja natalidad.

La presión asistencial en Tocoginecología del Hospital Comarcal de Melilla sigue en aumento. El pasado sábado 3 de diciembre de 2016, por ejemplo, se produjo una «avalancha» de parturientas marroquíes, según cuenta Melilla Hoy citando fuentes médicas, que aseguraron que ese día se atendieron los nacimientos de 15 niños marroquíes por un solo español.

Aunque el Instituto Nacional de Estadística no puede hacer censos de población por grupos étnicos, el instituto Elcano estima que en Melilla, el 50 por ciento de la población, y el 70 por ciento entre los escolares, es árabe o bereber.

Este dato no hace sino ilustrarnos acerca de la reversión demográfica que ha tenido lugar en Melilla en los últimos 15 años. Así, el 75 por ciento de los nacimientos en Melilla ya son de origen marroquí.

Esta inquietante realidad no ha alcanzado aún el ámbito político, aunque pocos dudan que es sólo cuestión de tiempo. Así, el voto a partidos de ideario musulmán está en torno al 24% en Melilla y el 17 por ciento en Ceuta. Si no es aún mayor y sigue ganando el PP con mayoría absoluta en estas dos ciudades, se debe a la alta abstención en la comunidad islámica.

«De seguir esta evolución», apunta el Instituto Elcano, «Melilla será muy pronto, si no lo es ya, una ciudad básicamente bereber y árabe, y Ceuta le seguirá los pasos más tarde».

Para España, los riesgos del cambio demográfico y de identidad cultural en Ceuta y Melilla son sociales, políticos y de seguridad nacional. Durante siglos, Ceuta y Melilla formaron comunidades monoétnicas, integradas por funcionarios civiles y militares, sus familias y un pequeño sector de servicios. Hasta 1868, la población marroquí tuvo prohibida su residencia en las dos ciudades.

La población «hispana» está abandonando las ciudades autónomas, o estableciéndose como población flotante, por el impacto de la presión demográfica musulmana en las costumbres y la convivencia.

La población de Ceuta ha crecido un 29 por ciento y la de Melilla, un 60 por ciento, desde 1986, comparado con un crecimiento medio del 22 por ciento en el conjunto de España. Melilla es la única Autonomía española en que la población no disminuyó en 2012 y Ceuta, la que experimentó un menor descenso -125 personas-.

El Instituto Elcano habla de una «marroquinización étnica» de la población, debida al incremento de las tasas de nupcialidad y natalidad.

Ceuta y Melilla tienen la tasa de nupcialidad más alta de España, 5,6 y 4,3, respectivamente, en comparación con la media española de 3,5 matrimonios al año por cada 1.000 habitantes.

Las altas tasas de paro -38 por ciento en Ceuta; 32, en Melilla-, un índice de fracaso escolar que es el mayor de España y obedece, entre otras causas, al hecho de que la mayoría de alumnos hablan el tamazig y el árabe dialectal en sus casas, mientras que solo usan el español como lengua escolar, o la separación de formas de vida entre las comunidades de cultura cristiana y musulmana, abonan el terreno para el estallido de conflictos sociales, políticos y étnico-religiosos.

La entrada de inmigrantes de Oriente Medio en las dos plazas se ha incrementado un 48’5 por ciento

Elcano contempla, entre otras formas de conflicto, la aparición de reivindicaciones culturales y religiosas cada vez más intensas en las ciudades españolas del norte de África. Ya están ganando fuerza, de hecho, la demanda de que el tamazig y el árabe sean lenguas vehiculares en la enseñanza, o la de que se enseñe en los colegios la historia de Marruecos junto a la historia de España.

Elcano observa que «la radicalización ha prendido entre sus comunidades musulmanas, si atendemos a indicadores como la presencia de residentes en escenarios de yihad o la de células yihadistas dedicadas a su reclutamiento».

Destaca la polarización de Cataluña, Ceuta y Melilla como principales focos de reclutamiento yihadista en España. Apunta, además, un aumento de la llegada a Ceuta y Melilla de inmigrantes irregulares procedentes de Siria a lo largo de 2013 y 2014.

La entrada de inmigrantes procedentes de países en guerra del Sahel y de Oriente Medio se ha incrementado un 48,5 por ciento en estas dos ciudades. constata el Instituto Elcano.

El cambio demográfico y cultural en Ceuta y Melilla puede dar lugar a la aparición de «cisnes negros», amenazas imprevistas para la seguridad nacional, por la entrada en escena de Marruecos y Argelia, dos actores fundamentales para los intereses de supervivencia de España.

Elcano señala que cualquier convulsión en Marruecos, especialmente si pone en cuestión la Monarquía, puede llevar a este país a «tensar la cuerda» con España, como ya ha hecho en el pasado.

Con Ceuta y Melilla predispuestas cultural y religiosamente a la «marroquinización», y una España debilitada internamente por conflictos separatistas, por la polarización política o por la vulnerabilidad económica, las condiciones pueden ser idóneas para que Marruecos avive el discurso nacionalista como maniobra de distracción, al menor indicio de problemas internos que hagan peligrar la monarquía, como ya sucedió en 1975 con la Marcha Verde hacia el Sahara, en plena agonía de Franco.

Para el instituto Elcano, «el crecimiento de la población de Ceuta y Melilla es una amenaza a su estabilidad social y política porque no se sostiene sobre un crecimiento económico paralelo y su consecuencia es una degradación media de las condiciones de vida».

Advierte asimismo de «conflictos de tipo étnico y religioso que ya se están expresando electoralmente».

La perspectiva, para el instituto, es de un deterioro irreversible. Los problemas derivados del cambio demográfico y cultural en las dos ciudades españolas del norte de África «tienen carácter estructural, por lo que se pueden retrasar sus efectos pero no evitarlos».

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