EFE/ El consejero de Educación, Fernando Rey, ha informado este miércoles de que durante el curso académico 2015-16 se detectaron en Castilla y León 56 casos de acoso escolar grave, 24 más respecto al anterior, aunque ha afirmado que no se debe a un «aumento de los mismos».
Con el objetivo de mejorar estos protocolos de actuación se han reunido esos dos organismos, lo que permitirá la «detección aún de más casos» para futuros estudios, ha asegurado el consejero a los medios de información.
Lo primero, ha recalcado, es «garantizar la seguridad de la víctima del acoso» antes de iniciar el proceso de reeducación bajo la «intervención precisa», tanto con la ayuda de profesores como con la de los propios alumnos.
Además de los 56 casos graves del curso pasado, otras situaciones a las que Rey se ha referido como «disrrupciones» y que engloban situaciones de carácter «leve» se cuantificaron en un total de 14.659 durante el curso pasado, lo que supone el 3,59% del alumnado.
Mientras, las incidencias graves se contabilizaron por 8.111, un 2,32% del alumnado de los cerca de 400.000 escolares que hay en Castilla y León.
Estas situaciones de acoso e incidencias en los centros educativos suelen manifestarse en mayor medida en los primeros cursos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), entre las edades de 11 y 13 años.
Estos problemas ocurren en muchos centros de la Comunidad, pero no siempre salen a la luz, ya que forman parte de esa «verdad incómoda» que todos quieren tapar, ha manifestado Rey, quien ha animado a los centros a seguir los protocolos de actuación y no acallarlos pensando que eso «disminuiría su prestigio».
Otra de las novedades en marcha para la detección de estos casos de acoso es la figura del alumno mediador, escolares elegidos por sus compañeros y con «gran carisma» que se encargarán de lidiar internamente los conflictos que pueda haber entre algunos alumnos de la clase.
De esta forma, a los tradicionales detectores de este tipo de conductas, como lo eran los profesores y las familias, ahora se trata de que los propios alumnos «sean conscientes» del problema que supone el acoso y traten de solucionarlo.
Es un ciclo cerrado que persigue el programa PARC que comenzaría con la «p» de «parar el acoso«, seguida de la «a» de «apoyar a la víctima» y la «r» de reeducar al agresor en los centros donde existan estos problemas, ha explicado por su parte el técnico experto en convivencia escolar, Ignacio Recio.
Este protocolo ya se ha puesto en marcha en sus dos primeras líneas, la de parar el acoso y apoyar a la víctima, reforzadas por la implantación en el mes de noviembre del teléfono contra el acoso escolar por parte del Ministerio de Educación, que ha derivado seis casos a la Comunidad en su mes y medio de funcionamiento.
Para finalizar, Rey ha asegurado que otra de las nuevas modalidades de ejercer el acoso y que se escapa del control de estos protocolos es el «ciberbullyng«, ejercido mediante las redes sociales y que cada vez es «más común entre los jóvenes» que ha provocado que el acoso pase a ser «continuo» veinticuatro horas a la semana, ha concluido.