Hay que reconocerle como mérito que su fuerte no es el disimulo. El alcalde de Zaragoza, Pedro Santiesteve, conocido como el podemita de la gomina, se pone a la altura de Ada Colau en eso de darle un ‘tiro’ al estamento militar.
Y si no lean la última mamarrachada del primer edil de la capital del Ebro que, en compañía del director de la Academia General de Zaragoza, Luis Lanchares, se atrevió a decir que la ciudad quiere un centro de esas características, pero que carezca de carga militar. Es como pedir que en un parque de bomberos no haya bombas de agua. Sería de locos.
Y todo esto en el transcurso de los actos de presentación del 90 aniversario de la Academia General de Zaragoza en el Salón de Recepciones del Consistorio.
El alcalde no decepcionó a su turba antimilitarista y aseguró sin ponerse rojo que:
Zaragoza quiere una Academia militar, pero no militarista.
Al tiempo que abogó por una reducción paulatina de las instalaciones de Defensa en la capital aragonesa.
Añadió que:
Zaragoza es una ciudad comprometida con la paz. Hay que distinguir entre los militares profesionales y el militarismo como ideología que prioriza la agenda militar a todas las demás.
Y para seguir haciendo sangre:
La ciudad cuenta con tantas instalaciones militares que debería ser objeto de un diálogo permanente entre el Ministerio de Defensa y este Ayuntamiento con vistas a su paulatina reducción.
