Imagínese que se pone en la barra de un bar a un criticar a los inmigrantes en Zaragoza. No se sorprenda si se le aparece un ‘agente antirrumor’ de los que paga Pedro Santiesteve, el alcalde de Zaragoza, un orwelliano puro dispuesto a acabar con el mal en la ciudad a costa de la libertad de los maños.
Objetivo: «crear una «red de agentes antirrumores, un conjunto de personas que en diferentes espacios sociales de la ciudad se dediquen de forma voluntaria, a través de la adquisición de habilidades, a combatir la propagación de los rumores negativos sobre la inmigración», resume Fernando Lázaro en El Mundo.
Zaragoza ya cuenta con 20 agentes antirrumores que trabajan activamente «por la convivencia inclusiva, la cohesión social y la integración de las personas extranjeras» que viven en la capital aragonesa.
Su labor se enmarca dentro de la Estrategia ZGZ Ciudad Antirrumores, que tiene como objetivo realizar acciones que frenen estereotipos, prejuicios y falsos rumores en torno a la inmigración que circulan en la capital aragonesa utilizando datos objetivos e información contrastada.
¡Y cómo no se nos había ocurrido antes! Eso sí: el buenismo de Santiesteve no sale gratis. Durante el pasado año han aprobado tres partidas presupuestarias: una primera de 18.000 euros para el «estudio antirrumores entre la población infantil».
Una segunda de 4.900 euros para la elaboración de una «caja de herramientas antirrumores». La tercera partida, una cantidad igual (4.900 euros), para la «formación de los agentes antirrumores dentro de la estrategia ZGZ Ciudad antirrumores».
La última partida fue publicitada el 13 de junio 2017. Es de otros 18.000 euros y el encabezado del concurso es: «Dinamización de la red de agentes antirrumores». Todas las convocatorias son para «contratos menores».
Que se aten los machos los xenófobos que una brigada de seres buenos y cuya unica arma es el diálogo, que todo lo cura, los pondrá en su sitio. Semejante estupidez bien vale un bote de gomina.