Bebe Quim Torra de las fuentes más turbulentas de los años treinta, léase los Badia, del ‘Nosaltres Sols’ de Daniel Cardona, el peor Xammar, y su borrachera puede traer consigo la peor resaca en la historia de Cataluña. Va contra viento y marea, haciendo honor al nombre de su antigua editorial ‘A Contravent‘, y brinda sin remedio por la xenofobia y el supremacismo del primer tercio de siglo XX. (Las hordas tuiteras se burlan de esta foto de la hija de Torra: «¡Esta es la raza superior!»).
De entrada, una vez hayan tomado posesión los nuevos consellers, restituirá en el cargo al Mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, el mismo que está procesado por la Audiencia Nacional por los delitos de sedición o pertenencia a organización criminal. Es su primer paso para que todo «vuelva a la normalidad», como cuando hizo una excursión romántica con su mujer a las tumbas de Josep y Miquel Badia, que están en el cementerio de Montjuïc. (El oculto manifiesto de Quim Torra pidiendo un alzamiento armado en Cataluña).
Joaquim Forn, Gerard Gómez del Moral y Quim Torra, en el homenaje en 2016 a los hermanos Badia
Considera en su trastornado juicio -forjado a golpe de desengaños en la pedra picada del más rancio independentismo-, que ambos hermanos, dos sicarios de Francesc Macià y a quienes desea que «no se les denomine nunca más fascistas», encarnan «el compromiso, la libertad y el orden». No en balde la pareja de marras fue asesinada a tiro limpio por anarquistas de la FAI en la calle Muntaner, a la salida de su casa, en abril de 1938.(Los tuits supremacistas que borró acojonado el antiespañol sucesor de Puigdemont).
La admiración de este amante de las teorías filofascistas hacia Miquel Badia, -jefe de la policía de la Generalitat desde diciembre de 1933 hasta septiembre de 1934-, y a quien llamaban capità Collons, va más allá del humanismo cristiano. Bebe los vientos por este personaje que en 1925 intentó realizar un atentado contra Alfonso XIII, y que creó unas milicias con tropas de choque de Estat Català, llamadas Guardia Cívica Republicana (GCR), desde las que se daban clases de boxeo, lucha y gimnasia a los jóvenes de los ‘escamots’.
En sus ratos libres se dedicaba a torturar y asesinar a anarquistas y sindicalistas. (El golpe del reportero de guerra en los ‘collons’ de Torra para que se le quite la «gilipollez).
Miquel Badia
Contaba Torra en 2011, en esa visita al referido panteón con su mujer y que hizo dos años antes, que
«unos jóvenes con la bandera independentista dejaron sobre la losa una rosa y un ramo de espigas. Y yo pensé que ya está bien de tanta necrofilia y tanto embalsamamiento de la memoria. Basta, ya está bien. Yo quiero al ‘president’ de la República Catalana aquí, a mi lado, delante nuestro. Estos jóvenes lo necesitan aquí. Intransigente, optimista, paramilitar, visionario, persistente, hombre de Estado, feroz. Y con el presidente, los hermanos Badia, claro».
Recordaba que los separatistas («¡qué nombre más bonito!», subraya), antes de la Guerra Civil, fueron menospreciados y a menudo vistos como locos, descerebrados peligrosos e iluminados.
«Pero no renunciaron nunca a la idea de patria plena, que es hoy, curiosamente, la idea que el independentismo del siglo XXI, ahora sí ya mayoritario en el catalanismo, ha recogido».
Extraños y peligrosos compañeros de viaje que también ven con buenos ojos aquellos que ahora han coronado a Quim Torra, los guardianes de la esencia radical de la izquierda.
Así jalean los independentistas al nuevo president mientras va a hacerles la ola a los de la CUP
