El 1 de octubre, el socialista lo vivió, según ha explicado, con "dolor", pero ha criticado que durante el referéndum, se manipularon tanto los datos de los heridos como las imágenes de las actuaciones policiales
Nunca esta mal Felipe González, desde que dejó de preocuparse por lo inmediato y se pone el mundo por montera. Y no falló esté 8 de abril de 2018, en la encerrona que le montó el cada día más pringoso Jordi Évole, el que se hizo selfie con el etarra Otegi y todavía no sabe que lo que llaman ‘procés‘ es una intentona golpista en toda regla contra la democracia española.
Le preguntaba Evole al expresidente Gónzalez por las vías de solución al embrollo catalán.
Muy al estilo de LaSexta y de otros productos de Atresmedia que pastorea obsesionado por hacer caja el director general Javier Bardají, matiza Evole que inquiere al antiguo líder del PSOE ‘en un contexto como el actual’ (¿Más periodismo o más sectarismo? El infumable dúo Bardají-Ferreras ‘rebaja’ el golpe catalán a mero show).
Y por ‘contexto’, casi con pena, enumera: «con líderes políticos encarcelados, sin gobierno en la Generalitat y el auge del nacionalismo español como reacción al independentismo».
Llaman ‘nacionalismo español’ a lo que es pura y simplemente aplicación de la ley, defensa de la Constitución y orgullo de pertenencia a una nación con mil años de Historia.
Felipe González, en un giro extraño, comentó que los líderes independentistas que han capitaneado el golpe «deberían estar en libertad hasta que no haya una sentencia firme».
Según el ex líder socialista ha defendido que la respuesta del estado Español ante el ‘procés‘ tendría que ser «la más garantista», lo que implicaría «dejar en la calle» a Oriol Junqueras y al resto de políticos encarcelados que «han vulnerado la legalidad«, hasta que no sean condenados en una sentencia firme.
Asimismo, en relación al auto del juez Llarena en el que se ha procesado a 13 líderes independentista,González también ha considerado que, a su juicio, «faltan componentes del delito de rebelión», aunque no niega que los políticos encarcelados hayan cometido delitos de «sedición y malversación», así como otros de los que «no se habla» como «el uso ilegal de datos personales de miles de catalanes».
Durante la entrevista, González ha reiterado también que no representa al PSOE, puesto que él «estaba más a favor del 155 que de ampararse en los tribunales».
En líneas generales, González ha ratificado su opinión sobre unos hechos que, según se recoge en el programa, el expresidente socialista ya había vaticinado en 2012.
«Habrá una fractura entre catalanes,y entre catalanes y españa que va a despertar el nacionalismo español«, predecía entonces. Una fractura que, ha sostenido, «estamos viviendo ahora».
Preguntado sobre la catalanofobia, ha afirmado que «sí que existe» y ha explicado:
«Los catalanes no se lo merecen. Y el nacionalismo español estaba callado, dormido, ausente, porque nadie cuestionaba la soberanía nacional».
En relación a la violencia del ‘procés‘, González ha considerado que aunque no ha habido violencia física, sí una «presión psiclógica violenta».
El 1 de octubre, el socialista lo vivió, según ha explicado, con «dolor«, pero ha criticado que durante el referéndum, se manipularon tanto los datos de los heridos como las imágenes de las actuaciones policiales.
«Puigdemont no es un exiliado político. Es el capitán del Costa Concordia».
Felipe González se ha mostrado contundente ante la huida del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien a su parecer, a diferencia de Oriol Junqueras, «abandonó el barco».
En el programa, Jordi Évole le ha leído una carta que el líder de ERC, Oriol Junqueras, le ha escrito desde prisión a González.
En ella, pedía «poder debatir contigo, para poder avanzar como sociedad«.
Algo, con lo que el ex líder socialista ha afirmado estar «completamente de acuerdo», que él «estaría todo el día hablando con ERC» siempre que sea «respetando las reglas del juego».
En otras palabras, González ha añadido que Esquerra Republicana de Catalunya tiene que liderar el primer paso para poder constituir un gobierno efectivo en Cataluña.
