La estética, que recuerda a la de la Alemania de los grandes mítines de los años 30, de las cervecerías de Múnich y las plazas de ciudades como Núremberg, engulle hasta la esquina más recóndita de esta localidad de 16.000 habitantes.
La consigna es precisa: clamar por la liberación de los golpistas presos que han proyectado el desafío soberanista.
El vídeo recoge la escena insólita. La plaza del pueblo, atestada. No sólo de gente, también de estética amarilla, la que reivindica la liberación de los políticos presos. Los familiares de estos tienen un lugar reservado y privilegiado, en el balcón presidencial, según recoge El Español.
Es la materialización del ya famoso «las calles serán siempre nuestras», mantra que sacude Cataluña desde el pasado 1 de octubre.
Los familiares de los golpistas encarcelados reducen la situación a una cuestión de «derechos civiles y democráticos».
Así lo define Pol Leiva, sobrino de Jordi Cuixart y portavoz de los familiares. Pronto se llega al momento solemne: en unanimidad se entona Els Segadors.