No hay manera. La tensión en Cataluña sigue creciendo a diez días del 11 de septiembre de 2018, jornada en la que se celebra la Diada y, especialmente, a un mes de cumplirse el primer aniversario del referéndum ilegal y separatista del 1 de octubre de 2017 y que motivó que el Gobierno del entonces presidente Mariano Rajoy tuviera que aplicar el artículo 155 e intervenir la comunidad autónoma.
En esta ocasión, la víctima ha sido el dueño de un restaurante en la localidad gerundense de Blanes. El empresario, harto de que le coloquen en el establecimiento lazos amarillos, se dedicó a tirarlos al suelo, algo que enervó y puso como a auténticos bichos del pantano a miembros de los violentos Comités de Defensa de la República, los CDR.
Estos individuos se personaron en el local de Manuel García y le ‘regalaron’ improperios del tipo:
Eres un cerdo, marrano, esto se tira a la basura, no al suelo.
E incluso en Twitter ya le habían amenazado por el simple hecho de colocar una bandera española durante el Mundial de Rusia 2018:
Facha, nos veremos las caras, soy del pueblo, burro.
Durante la retirada de los lazos amarillos, una histérica separatista le increpaba:
Fuera tú de Blanes.
Y otros energúmenos le gritaban:
Vete a la puta España
Manuel García asegura en El Mundo que esto es el ‘pan nuestro de cada día’, gracias entre otras razones a la pasividad mostrada por Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España:
En otra ocasión me llenaron la fachada de panfletos, carteles con cola con lemas como ‘no olvidamos’, ‘viva el pueblo’, ‘viva la república’ o ‘lo conseguiremos’, además de pintar de amarillo ‘antidemócrata’ y ‘fascista’. Yo de antidemócrata y de fascista no tengo ni un pelo canoso de los que tengo. Soy hijo del pueblo sencillo y pobre. Lamentablemente, el independentismo se está expandiendo por todos los estamentos de la sociedad civil en Cataluña, como policiales o judiciales, como una mancha.