La extrema izquierda está histérica ante la posibilidad de que la Legión ‘proteja’ desde la Plaza de Oriente al Palacio Real.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, podrá inaugurar al finalizar el verano una escultura de seis metros que rinde homenaje al centenario de la Legión.
Una situación que está crispando a los radicales de izquierda, quienes rechazan cualquier gesto a favor del cuerpo de las Fuerzas Armadas por sus nostalgias de la Guerra Civil.
Al punto de que medios afines a su pensamiento, como ElDiario.es, han llegado a afirmar que se escogió la Plaza de Oriente por ser “el lugar de reunión favorito de los franquistas que aplauden a aquella España que negó la libertad”.
A pesar de las pataletas y complejos de la extrema izquierda española, el monumento que Madrid podrá estrenar en las próximas semanas nada tiene que ver con el franquismo, por lo que no puede ser tocada por la Ley de Memoria Histórica.
El escultor Salvador Amaya puso los ‘puntos sobre las íes’ al diario de izquierda y recordó que «la Legión es un cuerpo militar más dentro de nuestra Fuerzas Armadas, y su monumento no contiene ningún elemento que contravenga la ley de Memoria Histórica. Asociarlo con la Ley de Memoria Histórica sería algo totalmente arbitrario”.
En este sentido, defiende que Madrid cuente con una nueva obra de seis metros (tres de la estatua y otros tres del pedestal) y 20 toneladas que rendir homenaje a uno de los cuerpos más populares y respetados dentro de las Fuerzas Armadas de España.
Si bien los ‘trolls’ de la extrema izquierda han centrado sus ataques en Martínez-Almeida por el monumento, la realidad es que la obra es un regalo de la Fundación Museo del Ejército al Ayuntamiento.
Lloriqueo progre
La escultura de la Legión supone un golpe más para la izquierda madrileña que, tras ver cómo era arrasada en las elecciones del 4M, también han tenido que asumir otras derrotas en el callejero de la capital.
El pasado 18 de mayo, el Tribunal Superior de Justicia regresó a los hermanos García-Noblejas al callejero de Madrid, manteniéndose en la vía fronteriza entre los distritos madrileños de Ciudad Lineal y San Blas-Canillejas.
Se trata del nombre de una calle que había sido cambiado en 2017 por el Ayuntamiento de Manuela Carmena por la de avenida de la Institución Libre de Enseñanza. Sin embargo, la Justicia echó atrás el paripé de la alcaldesa progresista.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid desestimó el recurso de apelación del consistorio capitalino contra la sentencia dictada el 21 de mayo de 2018 por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 24 de Madrid, “confirmando la resolución apelada e imponiendo las costas de la segunda instancia” a la corporación municipal.
Un fallo contra el que puede interponerse recurso de casación ante el Tribunal Supremo, aunque el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida no tiene intención de ejercer esa posibilidad.
Una derrota progre que se suma a otras dolorosas como las vividas en octubre de 2020, cuando el Ayuntamiento de Madrid comenzó a eliminar, a martillazos, los reconocimientos a Francisco Largo Caballero (Madrid, 1869-París, 1946) e Indalecio Prieto (Oviedo, 1883-Ciudad de México, 1962).
El Ayuntamiento de Madrid comenzó con la placa de homenaje a Largo Caballero que se encontraba en la Plaza de Chamberí desde 1981. A golpe de martillazos, se borró el reconocimiento del histórico dirigente marxista del PSOE y de la UGT que fue conocido como en ‘Lenin español’.
Ahora, lejos de recuperar esos espacios, la izquierda deberá observar cómo un legionario de seis metros se levanta para ‘proteger’ al Palacio Real.
