Se juega todo en un pañuelo este domingo 13-F, en las elecciones de Castilla y León.
Entre otras razones, porque el PP no ha hecho una buena campaña y por azar o ineptitud ha ido enhebrando errores, entre los que el voto telemático equivocado del diputado Casero, permitiendo al socialista Sánchez sacar adelante su ‘reformita’ laboral, ha transmitido la idea de que los populares son unos patosos.
La mayoría absoluta clara de la derecha que parecía evidente hace unas semanas ha dado paso a un resultado al límite.
Los sondeos internos de los partidos apuntan a PP podría rondar los 31-33 diputados, el PSOE cae a los 28 escaños y VOX sube a 10 o más procuradores.
La mayoría absoluta esta en los 41 escaños y es evidente que Ciudadanos, si moja en Valladolid y en lo que será su acta de defunción definitiva como partido pero permitiría a Igea seguir chupando del frasco, aportara a Sánchez y que lo mismo, a la luz de experiencias pasadas, harán la UP leonesa y Soria Ya, que parecen en condiciones de sacar en conjunto hasta cuatro escaños.
Los de Podemos siguen caninos, pero algo sacarán.
Es fundamental para España y los españoles en su conjunto que los votantes de Castilla y León tengan claro este domingo, que los comicios trascienden del ámbito autonómico y constituyen, más que nunca, un laboratorio de pruebas con enorme repercusión nacional.
Ejercer el voto es un acto de responsabilidad que en el contexto político actual resulta indispensable.
Lo que este 13-F se decide en la región que creó España influirá decisivamente en el rumbo de la política nacional.
Si la derecha logra reeditar Gobierno, Sánchez volverá a sufrir una derrota que aplaque, en parte, su propósito de que el socialcomunismo se extienda por los distintos territorios configurando una hegemonía letal para los intereses nacionales.
De ahí que sea indispensable que todos los constitucionalistas, que están sufriendo las consecuencias de la gestión del Ejecutivo y abominan de los pactos con los terroristas etarras y de los apaños con los golpistas catalanes, entiendan que su participación en las urnas tiene una trascendencia vital para frenar el sectarismo de una izquierda cada vez más reaccionaria..
Hay mucho en juego en Castilla y León: de nuevo habrá que elegir entre libertad y sanchismo.
