Un desprecio en toda regla a los clientes castellanohablantes en Barcelona.
El Banco Santander, tal y como denuncia el digital Dolça Cataluña, arrincona sin ningún tipo de miramientos el idioma común de todos los españoles y solo aparece el catalán en las cristaleras de sus sucursales.
Lo paradójico de todo es que, según los datos recogidos por la Encuesta Municipal de 2020, el porcentaje de habla en el idioma español en Barcelona es superior al porcentaje de habla de catalán, con un 55% frente a un 39%, respectivamente.
Resulta además irónico este ataque a los que hablan la lengua común a todos los españoles porque el Banco de Santander tiene su sede en Madrid y parece darle igual.
Para Ana Botín, presidenta del Banco Santander, lo más importante es conseguir una buena imagen ante la Generalitat de Cataluña para así aplicar su programa de exclusión lingüística.
El hecho de servir a sus clientes en su lengua natal pasa a un segundo plano. Esta idea queda muy clara después de ver el mensaje que transmite la sucursal de la calle Muntaner, en Barcelona.
Allí, se han colocado una gran multitud de carteles con frases en catalán como, por ejemplo, PER TU, ELS PRIMERS o PERQUÉ TU PERQUÉ 100. Dichas frases se repiten en los distintos carteles que se han colocado en la sucursal. Esto demuestra que el Banco Santander en Barcelona únicamente atiende a sus clientes en el habla que tiene un porcentaje menor.
También tiene su coña que el Santander arrincone el idioma común de todo un país cuando, aunque sea a la fuerza, se ha conseguido que se impartan en Cataluña el 25% de clases en español.
Ya podría seguir el ejemplo de BBVA.
El 17 de noviembre de 2021 esa entidad bancaria rotulaba en sus oficinas solamente en catalán. Al hacer eso, se subestimaba de manera bastante notable la lengua habitual de la población catalana.
El periódico Dolça Catalunya se centraba en la oficina de Mollet, pero aseguraban que esta situación se repetía en todas. Ante esta iniciativa, la población expresó su malestar y su disconformidad y el propio banco respondió con una carta en la que prometía el cambio de lengua en las sucursales.
Y exactamente, es lo que ocurrió: la oficina de Mollet cambió los carteles que se exponían. Ahora, la cartelería incluye el catalán y el español. Esto ha servido de escarmiento y se han dado cuenta de que hay que respetar las dos lenguas de los clientes catalanes y que a los españoles no les gusta que su banco de confianza fomente una exclusión lingüística que promueva el nacionalismo.