Juan García-Gallardo sacudió con fuerza a Luis Tudanca, Adriana Lastra y Miquel Iceta durante su presentación ante las Cortes de Castilla y León del 11 de abril.
El futuro vicepresidente de Castilla y León salió en defensa de su pacto con Alfonso Fernández Mañueco y para derrumbar los bulos y “sandeces” lanzadas por parte de los representantes del PSOE.
“Usted dijo que yo era de esa España que madruga para volverse a dormir o una sandez de ese tipo. Cómo tiene usted la santa vergüenza, si usted no ha trabajado en su vida. Si usted no ha trabajado ni un solo día en el sector privado”, le zarandeó el joven político de VOX.
Quien aprovechó para recordarle que: “entre usted, Lastra e Iceta no han trabajado los mismos días que yo con 31 años. No ha cotizado un solo euro en sector privado en su vida”. Por lo que le recomendó “¡aplíquese el cuento, anda!”.
El ‘zasca’, que se ganó los aplausos de la sala y del propio Santiago Abascal, sentó muy mal al socialista, quien no dejaba de revolverse incómodo en su asiento.
Sin embargo, no fue el único varapalo que se llevó Tudanca por parte de García-Gallardo, ya que el candidato de VOX le pidió que pusiera la vista en Francia y de los desastrosos resultados electorales obtenidos por el partido socialista francés (a un paso de su desaparición) y su candidata Anne Hidalgo.
En este sentido, le mandó un claro mensaje al «Hidalgo castellano»: “Le auguro un estrepitoso fracaso como al Partido Socialista en Francia. Su partido ha abandonado a los trabajadores y está condenado a la desaparición».
Finalmente, el futuro vicepresidente de Castilla y León no dejó pasar la oportunidad para reprochar la actitud mostrada por los procuradores progresistas de las Cortes de Castilla y León el pasado 10 de marzo, cuando rechazaron darle la mano al nuevo presidente de la Cámara autonómica, Carlos Pollán. ¿El motivo?, que representa a VOX.
Los procuradores, en una evidente falta de respeto y de talante, se limitaron a saludar al vicepresidente primero Francisco Vázquez, del Partido Popular, y a la vicepresidenta segunda, Ana Sánchez, del PSOE. Sin embargo, negaban con la cabeza o con las manos cuando Pollán les extendía la mano.
