El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, tendrá que acudir urgentemente a la Unidad de Quemados ante la gravedad de las lesiones que se ha autoinflingido.
Este 26 de julio de 2022 el Tribunal Supremo ratificó la sentencia de los ERE de Andalucía, que condena el mayor caso de corrupción política de la democracia: casi 700 millones de euros defraudados por parte de dirigentes del PSOE de Andalucía. Encabezados por los expresidentes del PSOE de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Un desfalco de dinero que estaba destinado a los parados andaluces.
El socialista manchego no se cortó un pelo. En septiembre del año 2016, cuando se estaba enjuiciando este caso de corrupción, el monaguillo de Pedro Sánchez, fiel a su costumbre de no alzar la voz contra sus amos de Ferraz, tiró de chapa laboral para decir que:
«Soy abogado de profesión, y los fallos a veces tardan en llegar pero tienen que tender a ser justos. Estoy convencido de que Griñán y Chaves quedarán exonerados de responsabilidad».
Page proseguía con su firme defensa de este brutal caso de corrupción, afirmando cosas como:
«Me hace estar tranquilo. Tengo la convicción absoluta de que Griñán es una persona íntegra y estoy convencido de que en el proceso judicial todo quedará claro».
Efectivamente varios años después, el proceso judicial ha dejado claro que estamos ante cifras desconocidas en la historia de la corrupción política, con un desvío de centenares de millones de euros durante 10 años de Gobierno socialista.
Bajo el pretexto de establecer un mecanismo mediante el que agilizar las ayudas y subvenciones a empresas en dificultades y parados, los altos cargos socialistas de la Junta de Andalucía sistematizaron todo lo contrario: que ingentes cantidades de dinero se repartieran a personas afines al socialismo sin ningún tipo de control y que los trabajadores que realmente las necesitaban se quedaran sin ellas.
El socialista García-Page puso su mano en el fuego en la defensa de un enorme escándalo, pues no hay comparación posible con ningún otro caso de corrupción política en España.
La sentencia judicial que Emiliano García Page manifestaba “dejaría todo claro” indica que el desvío iba desde los 6.977.751 euros del año 2000, en el que se estableció el sistema fraudulento, hasta un récord de 94.744.185,09 euros de 2008. El promedio anual de dinero distraído de los controles fue de 66 millones hasta acumular un total de 679.432.179,09 euros.
Ante estos hechos, lo primero -y más urgente- es que Emiliano García Page acuda rápido al Hospital de Toledo para atender las quemaduras producidos en dicho miembro que puso en el fuego. Importante es que vaya directamente a Urgencias, pues pidiendo cita será atendido cuando por la mano ya no haya ningún vaso capilar por el que fluya la sangre.
Posteriormente, una vez que médicamente se haya recuperado, es conveniente que, en público, reconozca su gravísimo error, repruebe estos repugnantes hechos de corrupción socialista en Andalucía, y finalmente, repase bien esos libros de Derecho que dice que, supuestamente, debió estudiar en su momento.
