El déjà vu extremeño que inquieta al centroderecha

¿Está repitiendo la extremeña Guardiola los errores que perpetró en 2023 con VOX y costaron a Feijóo la presidencia?

Abascal ha respondido con una etiqueta destinada a causar impacto dentro del PP: calificó a Guardiola como “la Irene Montero del PP

María Guardiola (PP)
María Guardiola (PP). PD

Faltan justo dos semanas y la cosa se esta calentando.

Peligrosamente, porque si el PP no llega a la mayoría absoluta y exceptuando el sondeo de Pedrojota, quien odia visceralmente a Santiago Abascal, ni una sola encuesta apunta en ese sentido o cre en en la posibilidad, los dias siguientes a las elecciones autonómicas van a ser un infierno, en Mérida y en Madrid.

La situación resulta familiar: Extremadura, un resultado ajustado en el horizonte, con el PP liderando pero sin asegurar una mayoría absoluta, y un VOX envalentonado dispuesto a poner un precio elevado por su apoyo.

En este contexto, se encuentra una dirigente popular que ha hecho de su rechazo a la ultraderecha parte de su identidad, mientras que la dirección nacional intenta demostrar fuerza sin cerrar puertas.

El recuerdo de 2023 persiste en cada mitin y declaración.

En aquella ocasión, la bronca entre María Guardiola y VOX estuvo a punto de poner en bandeja la Junta al PSOE.

Y fue catastrófico en la elecciones generales, porque dío argumentos a Pedro Sánchez y alimentó la narrativa de que Alberto Núñez Feijóo no supo manejar la complicada dinámica de la derecha.

Con las elecciones del 21‑D a la vista, surge una pregunta inevitable: ¿está la baronesa extremeña repitiendo un guion problemático para el PP… o intenta corregirlo arriesgándose a que le salga mal?

Del “no es decente” al “tufo machista”: la escalada personal

La relación entre Abascal y Guardiola nunca ha sido precisamente cordial.

En 2023, la actual presidenta en funciones trató de mantener a VOX fuera del Gobierno, forzando unas negociaciones agotadoras que culminaron en una coalición tras un inicial desacuerdo y semanas de tensiones públicas.

Desde entonces, la legislatura ha estado marcada por desencuentros hasta llegar a una ruptura definitiva cuando VOX abandonó la Junta en 2024 tras un conflicto relacionado con la acogida de menores extranjeros no acompañados.

En esta nueva campaña, el choque ha escalado: ha pasado del desacuerdo político a una antipatía personal manifiesta.

Abascal ha insinuado abiertamente un posible relevo de Guardiola tras el 21‑D si el PP no acepta un programa ambicioso, lo cual en Génova se ha interpretado más como un intento de humillar al partido que como una búsqueda de condiciones políticas concretas.

La respuesta de Guardiola no se ha hecho esperar.

Ha denunciado el “tufo machista del señor Abascal” y soltadoi que “igual Abascal y los señoros de VOX me tienen un poquito de miedo”, llevando el enfrentamiento al terreno simbólico de la igualdad y la dignidad personal.

Abascal ha respondido con una etiqueta destinada a causar impacto dentro del PP: calificó a Guardiola como “la Irene Montero del PP” por utilizar el término machista, intentando vincularla nuevamente con las políticas de igualdad que Vox busca desmantelar allí donde tiene influencia. Este cruce no es menor: coloca a la presidenta extremeña como objetivo para una parte del electorado conservador receloso del discurso feminista institucional.

Feijóo entre dos fuegos: blindar a Guardiola sin regalar el relato a Vox

La dirección nacional del PP ha decidido cerrar filas. Feijóo ha descartado rotundamente sustituir a María Guardiola, enviando un mensaje claro a VOX: “nuestros candidatos no son marionetas”.

Este gesto tiene dos lecturas:

  • Hacia dentro, refuerza a Guardiola como figura representativa de una derecha que busca distanciarse de la ultraderecha sin romper todos los puentes.
  • Hacia fuera, procura evitar que Vox se posicione como árbitro principal del espacio conservador, capaz de decidir sobre candidatos populares según su conveniencia.

Simultáneamente, algunos barones del PP, como Juanma Moreno, Jorge Azcón o Fernando López Miras, han instado a Guardiola a no ceder ante las exigencias desmesuradas de VOX y mantener firmeza, convencidos de que solo demostrando que el chantaje no es efectivo se puede reducir su dependencia futura.

Este respaldo territorial es significativo: Andalucía, Aragón y Murcia han aprendido bien lo que implica convivir con VOX y al mismo tiempo saben que deben cuidar su conexión con sus votantes.

El mensaje hacia los electores conservadores es claro: el PP pretende gobernar en solitario o con apoyos puntuales, no como socio menor bajo un programa dictado por la derecha radical.

¿Repetir error o corregirlo? El espejo de 2023

En 2023, Extremadura ofreció un análisis detallado del dilema estratégico del PP:

  • Un empate técnico con 28 escaños entre PP y PSOE, aunque los socialistas contaban con ventaja en votos.
  • Vox actuando como llave del gobierno, con 5 diputados frente a los 4 de Unidas por Extremadura.
  • La coalición llegó tarde tras tensiones significativas y una imagen desgastada para Guardiola como futura presidenta.

Este episodio alimentó el relato sobre un PP incómodo con Vox pero sin alternativa, lo cual se tradujo en el ámbito nacional como una dependencia excesiva hacia Abascal sin atreverse a admitirlo públicamente. Para PSOE y sus aliados, Extremadura se convirtió en un ejemplo recurrente sobre lo que consideraban la “doble cara” popular: rechazo retórico hacia Vox pero pactos prácticos cuando era necesario.

La actual estrategia de Guardiola –adelantar elecciones y tensar al máximo su relación con Vox– busca precisamente romper ese ciclo. El objetivo declarado dentro del PP es:

  • Sumar más votos que toda la izquierda junta
  • Necesitar únicamente la abstención de Vox, evitando su entrada al Gobierno o aceptar condiciones impuestas.

El riesgo es palpable: si Vox logra aumentar su número de escaños mientras el PP se queda lejos de alcanzar mayoría absoluta, Abascal tendrá más poder negociador que en 2023 y las consecuencias políticas serán más severas.

Sondeos cruzados: entre el sueño de la mayoría y la aritmética tozuda

Las encuestas presentan un panorama donde el PP liderado por Guardiola parece salir vencedor claramente; por otro lado, el PSOE bajo Miguel Ángel Gallardo cae estrepitosamente mientras que Vox aumenta su presencia convirtiéndose en actor crucial.

Algunos sondeos privados apuntan que:

  • El PP podría conseguir entre 25 y 29 escaños, aún lejos de los 33 necesarios para alcanzar mayoría absoluta.
  • Vox podría incluso duplicar sus resultados, alcanzando entre 10 y 12 diputados, consolidándose así como llave decisiva.
  • El PSOE podría perder hasta 7 escaños respecto a 2023 debido al desgaste general y por las implicaciones legales sobre Gallardo vinculadas al conocido “caso hermano”.
  • Por otro lado, Unidas por Extremadura podría mejorar hasta los 6‑7 escaños, fortaleciendo su posición a izquierda del PSOE aunque sin capacidad para formar una alternativa mayoritaria.

Mientras tanto, otros sondeos más optimistas para el PP –amplificados por medios cercanos a Génova– sugieren que Guardiola estaría cerca de alcanzar uno o dos escaños menos que los necesarios para mayoría absoluta, permitiendo así gobernar solo con abstención por parte de Vox. Esta hipótesis está siendo vendida desde dentro como “operación tres escaños”: lograr lo suficiente para evitar ceder ante las exigencias máximas impuestas por Abascal.

En este marco político, las lecturas son claras:

  • Si Guardiola alcanza cifras cercanas a los 33 escaños, podrá sostener su narrativa sobre cómo plantarse frente a Vox fue efectivo.
  • Sin embargo, si solo hay opción viable mediante acuerdos entre PP y Vox donde Abascal impone condiciones duras sobre inmigración o igualdad, eso tendría un coste simbólico alto para Feijóo aunque logre mantener control sobre la Junta.

El cálculo de Vox: más escaños, más precio

Vox llega al 21‑D con una meta clara: buscar crecer mientras endurece sus condiciones negociadoras. El partido ha dejado claro que si mejora sus resultados exigirá planteamientos mucho más contundentes respecto:

  • A inmigración y rechazo total hacia la acogida de menores extranjeros no acompañados.
  • Revisión completa de compromisos climáticos regionales relacionados con la Agenda Verde.
  • Supresión total de ayudas destinadas a ONG’s, sindicatos e iniciativas vinculadas al concepto “ideología de género”.

Durante las fallidas negociaciones presupuestarias previas al adelanto electoral, Vox ya había presentado una serie exigencias incluyendo derogar la ley LGTBI extremeña así como recortes en políticas relacionadas con igualdad e inmigración. Esto fue rotundamente rechazado por Guardiola provocando así bloqueos e impulsando convocatorias anticipadas.

Ahora Abascal eleva aún más sus demandas: advierte que tras las elecciones del 21‑D solo habrá dos opciones para Guardiola: bien “pasar por el aro” o afrontar unas nuevas elecciones. Con un Vox fortalecido tras los comicios esta advertencia cobra mayor relevancia. Y convierte Extremadura en laboratorio para replicar este modelo presionador en otras comunidades autónomas.

Feijóo y el fantasma de 2023: ¿síndrome del impostor o estrategia calculada?

En términos nacionales, lo que está en juego va más allá simplemente de quién controla la Junta extremeña. La actuación del PP aquí influirá directamente en cómo se percibe su capacidad para liderar un bloque alternativo frente a Sánchez sin depender demasiado de Vox.

Algunos análisis internos mencionan incluso un posible “síndrome del impostor” dentro del partido: esa sensación constante donde pese ganar elecciones no logran creerse capaces realmente gobernar sin depender –y pagar– costos asociados provenientes dela ultraderecha. Extremadura representa así un primer testeo crucial dentro este nuevo ciclo político donde:

  • El PP aspira consolidar liderazgos regionales similares al modelo propuesto por figuras como Ayuso o Moreno; buscando margen propio frente ala influencia voxera.
  • Por su parte,Vox desea demostrar fehacientemente cómo ningún gobierno conservador puede existir sin aceptar sus condiciones; especialmente en áreas rurales donde fragmentación electoral afecta directamente resultados finales.

Si finalmente resulta necesario negociar duramente ante Abascal luego post-electoralmente,Felipe será empujado elegir entre dos opciones poco atractivas:

  • Aceptar pactos reforzadores acerca dependencia existente respecto ala formación radical.
  • O forzar nuevas elecciones extremas poniendo además riesgo imagen política propia junto liderazgo actual (Guardiola).

Curiosidades y detalles que explican el pulso extremeño

Ciertos datos contribuyen enormemente entender carga política detrás choque actual:

  • La comunidad extremeña abre nuevo ciclo electoral autonómico pudiendo marcar tendencia futuros comicios incluso generales.
  • Se ponen juego unos totalizados 65 asientos parlamentarios donde mayoría sigue fijada en 33; cifra fetichizada desde sede central popular.
  • Electorado voxiano destaca siendo uno del fieles de toda región alcanzando 80% dispuestos repetir voto anterior complicando estrategia habitual votante útil propuesto desde PP.
  • PSOE afronta campaña peor momento histórico región;con candidato(Miguel Ángel Gallardo) procesado pendiente juicio relacionado caso hermano (contratación hermano Pedro Sánchez).
  • Candidato voxista Óscar Fernández hace bandera defensa central nuclear Almaraz rechazando Agenda Verde buscando conectar voto rural descontento existente.
  • Si Unidas extremaduriana confirma subida podría conseguir mejores resultados izquierda alternativa pese carecer opciones gobierno realista demás actuales circunstancias .

En resumen,enfrentamiento entre María Guardiola Santiago Abascal excede ámbito personal autonómico; sirve también anticipar cómo modelará política española derechas próximos años…y hasta qué punto estará dispuesto PP asumir costo evitar repetir errores pasados o reiterarlos nuevamente.

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