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Cuando la Reina Letizia «puso en su sitio» a sus cuñadas Elena y Cristina

Cuando la Reina Letizia "puso en su sitio" a sus cuñadas Elena y Cristina
La Reina Letizia y las Infantas Elena y Cristina. PD

No para Jaime Peñafiel. Lleva mas de seis décadas dándole a la tecla y cumplidos ya los 87, sigue dale que te pego y siempre con la misma matraca: la Familia Real.

Bueno… eso en extenso, porque su especialidad  desde hace diez años es hacerle la puñeta a la Reina Letizia.

Después de toda una vida dedicado a la información sobre la Casa Real y sus miembros otra cosa no tendrá Peñafiel, pero anécdotas como para llenar una biblioteca entera solo sobre los Borbones está claro que tiene.

Y en eso se ha basado para escribir su último libro Anécdotas de Oro en el que no se libra nadie, ni el Rey Juan Carlos, ni la Reina Sofía, ni el Rey Felipe ni por supuesto, su favorita, Doña Letizia.

En un declaraciones a Jaleos, Peñafiel ha soltado algunos secretos del libro y deja claro que, a pesar de todo lo que ha hablado de la Familia Real todavía hay muchísimo que se calla:

«Como todos los periodistas, siempre valemos más por lo que callamos. Siempre tenemos algo que callar».

En el libro dedica un gran apartado a la Reina Emérita y en la entrevista explica «una cosa surrealista».

Se refiere Peñafiel al incidente de la Catedral de Palma donde Letizia y la Reina Sofía tuvieron sus más y sus menos y que ha quedado en la hemeroteca como el paradigma de las desavenencias  reales.

Escribe Peñafiel:

«Letizia enloqueció y agredió verbalmente a Sofía en presencia de su marido. Felipe no supo reaccionar hasta el extremo de que cuando Juan Carlos dijo ‘esto no se puede tolerar'».

Añade lo único que dijo Felipe fue «no es el momento».

«Ese día se dio cuenta de lo sola que estaba su mujer. La nuera no la quería, su hijo no la defendió y su nieta no pareció tampoco quererla al apartar aquella mano de su hombro. Parece raro pero aquello acercó a la pareja. Aquello que puede parecer raro, fue milagroso pero es que Doña Sofía siempre ha estado enamorada de Don Juan Carlos. Don Juan Carlos, nunca».

De quien no habla en el libro es de las Infantas Elena y Cristina y aquí aprovecha para dejar una de sus bombas:

«Entrar en una Familia Real es muy duro. La única forma de sobrevivir es entrar como lo hizo Letizia. Si ella no entra ahí como un caballo en una cacharrería, se la comen, porque Elena y Cristina tienen un carácter de padre y señor mío. Letizia supo poner a las infantas en su sitio. Elena y Cristina son muy complicadas. La infanta Elena es muy faltona y la infanta Cristina tiene mucho carácter. Letizia ha sobrevivido a las cuñadas, la podían haber devorado y no lo han hecho. En eso, châpeau por Letizia».

Llama la atención este párrafo por lo excepciones, porque el viejo Peñafiel incumple su propia costumbre de poner a escurrir a la Reina de España, toque o no.

No se molesta Jaime Peñafiel ni es disimular sus aversión hacia la esposa de Felipe VI:

«Letizia es espontánea totalmente. Debe controlarse. Ha habido muchas situaciones en las que Felipe le ha llamado la atención. Eso daña la imagen de la monarquía».

Y como quien reflexiona a solas en voz alta, añade:

«Hay algo que yo me pregunto siempre: ‘¿Por qué los españoles no la quieren?».

Y el mismo se responde: «La gente dice porque me cae mal. Eso no es un argumento. Yo soy crítico porque sé mucho y me callo mucho más pero la gente que no sabe nada no puede despreciarla».

Y concluye con una reflexión que cuesta saber si es sinceridad o cinismo: «A mí me gustaría que la gente fuera más generosa con Letizia».

 

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