El pavor y lo que algunos ya bautizan como la ‘epidemia del miedo’ se extiende más rápido que el propio coronavirus. Lo hace en el pueblo llano y en las altas esferas, incluida la Casa Real. Aunque allí no han permitido que el alarmismo haga mella (la princesa Leonor y la infanta Sofía acudieron los pasados días a la escuela pese a haber un caso de COVID-19 entre sus compañeros), han adoptado medidas preventivas contra el brote que, inevitablemente, se han visto reflejadas en sus agendas.
Si el martes 10 de marzo de 2020 Madrid conmemoró a las víctimas del terrorismo en un concierto celebrado en el Auditorio Nacional en Madrid (que tuvo lugar sin público), los Reyes se vieron empujados a rechazar la invitación al acto en la línea de advertencias enunciadas por las autoridades sanitarias.
Pese a que los viajes oficiales planteados con destino a Estados Unidos (a finales de abril) y Francia (segunda semana de marzo) continúan en pie, Felipe VI ha anulado su desplazamiento a Logroño (previsto para el jueves 12 de marzo de 2020) con motivo del nombramiento del ganador del premio Fundación Princesa de Girona 2020 en la categoría de Artes y Letras (que finalmente se festejará a través de Internet) y, por su parte, Iñaki Urdangarín ha visto interrumpidas sus exiguas salidas de la prisión de Brieva.